Adrián Pérez, redactor.
Quito, 30 de sept. (La Calle). La periodista especialista en Perfilación y Comportamiento Criminal, Ana Minga, dialogó en el noticiero La Ventana, señala que no se define adecuadamente al sector carcelario, “se los ve como despojos, en el encierro no se dan los recursos necesarios para que haya una sana convivencia”.
La mayor población carcelaria en Ecuador no se trata de asesinos, sino de personas relacionadas con temas de drogas. Minga menciona: “María Paula Romo, había dicho que se hizo una perfilación a toda la comunidad carcelaria, lo cual no es así, solo es un documento de análisis, no existe un documento de perfilación, porque es un trabajo amplio. No vieron la amenaza y es un explosivo para que haya estas situaciones. Si tienes personas por drogas se van a quedar en ese negocio”.
Los perfiles se acercan a psicosis y psicopatía, las personas de la cárcel se están convirtiendo en funcionales para el sicariato y drogas. Las psicopatías integradas en la sociedad son las más peligrosas, es decir, los que manejan el negocio desde afuera.
Mensaje Simbólico
Las expresiones de decapitación y mutilación son un ritual hacia el enemigo. No solo ante el enemigo inmediato, sino para quienes los están vigilando, para quienes supuestamente tienen el mando, como autoridades y otros grupos delincuenciales. “Los estudios han determinado que la pelea de bandas internas se extiende al exterior. Es un mensaje al exterior y los grupos de narcotráfico extranjeros, como Sinaloa en México“
La perfilación de la ciudad
La periodista concluye: “En Quito, lo que aceleró la violencia fue la pandemia, ante la necesidad se crean negocios ilegales, diferentes a los informales. Las autoridades se niegan a verlos para detenerlos, la capital se ve impulsada por la necesidad para sobrevivir, el “chulco”, se da por la alta tasa de interés de los bancos, también hay la fabricación de billetes, lavado de dinero, etc. El sicariato comienza con entes extranjeros, de otras provincias y países”.