Quito, 30 oct (La Calle).- Era la madrugada del lunes 21 de octubre de 2019. En Chile, desde el día anterior, el presidente Sebastián Piñera declaró Toque de Queda como medida para contrarrestar las protestas.
Josué Maureira, un joven de 23 años, estudiante de Medicina de la Universidad Católica salió para observar el ambiente en las calles. No participó de las protestas, más bien, las miraba de lejos al tiempo que saqueaban uno de los más de 300 supermercados afectados durante las protestas.
De repente, escuchó gritos que buscaban ayuda dentro del supermercado. Llegaron Carabineros (policía chilena que integra las Fuerzas del Orden y Seguridad), lo despojaron de su teléfono celular y lo golpearon a tal magnitud que perdió el conocimiento.
Al recobrar la conciencia, ya estaba en un auto policial en donde los golpes continuaron hasta llegar a la comisaría de la Comuna de Pedro Aguirre Cerda donde ya se acumulan decenas de denuncias por violencia sexual, así lo confirmó Beatriz Contreras, jefa para la región de Santiago del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) a la Agencia EFE. Josué, en ese momento, se convirtió en otra víctima más de violación y abuso sexual que registra esa dependencia.
Discriminación y violencia sexual
Su orientación sexual fue una de las excusas para que los agentes lo vejaran. Los golpes propiciaron que su tabique nasal se rompa. Lo violaron con una porra (en Ecuador se los conoce como “toletes”). Lo encarcelaron por supuestamente agredir a los agentes a pesar de demostrar que no tenía ningún instrumento o arma y que él estaba solo frente al gran número de policías que lo detuvieron.
Pero no conformes con todo ese protocolo de represión, también amenazaron con atentar contra su vida si comentaba lo sucedido esa noche. Pero el joven, como la mayoría de la población chilena, no temió. Acudió a denunciar las agresiones públicamente y buscar la sanción de los responsables.
“Es para que nunca más en Chile ninguna persona sea violada en sus derechos humanos”, dijo Maureira, mientras aguardaba el receso en su declaración en la Fiscalía. Allí lo acompañaban cientos de personas en muestra de apoyo y reclamo por justicia.
“Es una declaración bastante larga y dolorosa”, añadió al dirigirse a los medios de comunicación locales. Con ello, se evidencia que no solo la dictadura cometió violencia sexual como política de Estado. También lo hace el Gobierno «democrático» de Sebastián Piñera.