Que las burguesías remocen sus cuadros no es novedad. Les cuesta hacerlo, pero los hallan sobre todo en aquellos que son sus herederos, los que son parte del linaje, como para asegurar que no haya errores en la continuidad de la ambiciosa glotonería que les caracteriza.
La derecha “nueva generación” les ha soltado las riendas a dos actores políticos no muy lúcidos pero sí con ambiciones y altas pretensiones de intelectualidad, aunque su producción en ese campo sea nula. Se trata de Carlos Andrés Vera y Luis Eduardo Vivanco.
Convengamos en que sus limitaciones no sean un problema, dado que el capital económico que tienen tras de sí alcanza para ocultar mediáticamente sus inconsistencias. El real problema con estos nuevos cuadros es su flexibilidad moral, de la que han hecho gala más de una vez y de la que, por si fuera poco, se sienten orgullosos.
¿A qué nos referimos?
Vivanco quiere ser alcalde de Quito y para ello ha dado ya el disparo de salida en la campaña con un video y una retórica hueca, cuando no ordinaria, que, sin embargo, cala en cierto sector del acomplejado y arribista electorado capitalino: “El alcalde de la people”.
Hasta ahí no hay novedades en el frente, dado que estamos acostumbrados a esta forma chabacana de los Bucaram, cuya retórica y estética burda ahora toma Vivanco como si de una “posta” se tratara…
Su vulgaridad tampoco sería un problema si es que no conociéramos que con estas formas ha sido capaz, por ejemplo, de cobrar USD 5.000 por colocar un banner en un evento anticorrupción de la Contraloría; de recibir más de USD 75.000 del Municipio de Guayaquil para lavarle la cara en redes sociales… solo por dar unos pocos números.
Y, más a fondo, la calidad moral de Vivanco se evidenció cuando publicó fotografías y nombres de los hijosdel exdefensor del Pueblo, Freddy Carrión, y las pueriles disculpas públicas que hizo después. O cómo olvidar que esa chabacanería de la que Vivanco hace gala le pusieron grillete a la científica Linda Guamán.
Y, obvio, ¿cómo olvidar cuando él y su escudero de medio pelo, Boscán, tildaron de ‘cabrón’ al dirigente indígena Leonidas Iza en televisión?
¿Y qué hay de Vera?
La moral flexible del pequeño Vera tampoco es novedad. Lo hemos visto arrancarle el último gramo de lógica a cualquier idea con tal de quedar bien parado, él o su papi, aunque mucho no se note.
Resulta ahora que ‘papi’ Vera le reclama al gobierno porque el auto de la Policía que le asignaron para su seguridad personal (?) no le gusta porque está algo destartalado. Y como se sabe impune, hace un video para reclamarle a su jefe el presidente y a su empleado el ministro.
Por supuesto, la ciudadanía desprotegida, que no tiene vínculos con el poder, reclamó en redes sociales ante la torpeza y sinvergüencería ramplona de Vera pa’… Vera junior salió en su defensa diciendo que corre peligro por los temas que trata.
¿Desde cuándo preguntarle al tarot a una bruja en vivo se convirtió en potencial causa para que la vida pueda estar en peligro? ¿Desde cuándo ser vocero bien remunerado del discurso oficial amerita que un grupo de policías se dedique a cuidar a un ciudadano en particular mientras deja al resto a merced de la delincuencia?
¿Qué amenaza real contra su vida tiene Carlos Vera, papi, ahora? ¿Por qué no se hecho público? ¿Ya culparon a Correa por esto? Es chicloso, flexible, y vergonzante su sentido de lo moral.
Para un príncipe enano se hace esta fiesta dice Pablo Milanés y parece tan cierto… qué pobre el nivel de los herederos de la burguesía mediática del país y qué pusilánime el gobierno que se deja mandar de esta gente.