Opinión

Lastimosamente, no calculan que los ecuatorianos no somos bobos, sus inocentadas políticas se remiten al guion. Nada es improvisado y lo sabemos.

Pero entre “correístas” y “anticorreístas” por igual está la incertidumbre por conocer qué pasará con la Revolución Ciudadana.

Entramos en una semana para determinar los candidatos y candidatas a distintas dignidades.

Nuestro país es ahora como una casa con violencia intrafamiliar: El gobierno es el agresor recurrente, los habitantes somos las víctimas incapaces de resistir.

Quienes ven frustrados sus intereses electorales en las urnas en reiteradas ocasiones, son los candidatos cuyo bastión electoral es el “ya que chucha”.

Como sociedad tenemos la responsabilidad de salir de ese falso debate si aspiramos a que nuestra clase política y el Estado salgan de la filosofía del #YaQueChucha.

Lo terrible es que está comprobado que La Puntualísima Señora (La muerte), no se lleva en la estadística mayoritaria a los infames fiesteros, a los ministros más productivistas

Guillermo Lasso ya no se ubica en los primeros lugares de las encuestas. Por eso, arremetió contra el correísmo, Sonnenholzner y Noboa.

Como si fuera información confidencial o el santo y seña de una conspiración esotérica para descifrar el fin de los tiempos. Es lo que somos. ¿Qué se le va hacer?