Génesis Gómez, redactora
Quito 23 de ene (La Calle).- El catedrático Jaime Breilh expresó su preocupación por las 8.000 vacunas Pfizer adquiridas por el Gobierno para iniciar el plan de vacunación. para el personal de primera línea. La cantidad insuficiente no es el único problema, sino la eficiencia de las dosis. El experto manifestó que no existen pruebas suficientes de validez por lo que el Gobierno debió financiar otras opciones. ¿Por qué no lo hizo?
“Hay tres clases de vacunas; la vacuna china o clásica que porta el virus muerto; la Pfizer, de la cual no tenemos la seguridad que produzca efectos secundarios a largo plazo como alergias, y la Astrazeneca con vector recombinante o virus modificado. De estas tres, el Gobierno solo realizó convenios con EE.UU., experimentando con la población por intereses políticos”, manifestó.
El especialista lamentó la desigualdad que existe entre países para acceder a las vacunas. La liquidez económica es un factor directo para la adquisición de las dosis. Breilh afirmó que el país no tiene la cadena de congelación adecuada y, por ende, la vacuna Astrazeneca era una mejor opción. “Mientras en EE.UU. ponen 1.600 vacunas por hora en el territorio, aquí no hay transparencia en el plan de vacunación. Este Gobierno escoge una sola marca sin demostrar que sea mejor que otras. Debieron financiar otros tipos de vacunas”, agregó.
8.000 vacunas no alcanzan para nada
El experto manifestó indignado que la cantidad de vacunas es insuficiente para el personal de primera línea y que los medios de comunicación hacen un ejercicio de complacencia con el poder.
“Le dicen a la humanidad que ya vino la salvación. No dan cuenta de que podemos caer en compras multimillonarias y ni siquiera nos van a servir. No hay transparencia y control social en la dosificación. Si bien las vacunas son una herramienta no es la solución definitiva”, añadió.
Universidad de Oxford publica la obra de un autor nacional
La Editorial de la Universidad de Oxford publicó por primera vez un libro de autoría ecuatoriana, Jaime Breilh, con el título de “Epidemiología crítica y la salud de los pueblos”.
La propuesta que plantea el texto es una transformación teórico metodológica de la epidemiología a manera de reclamo crítico, debido «a que la preocupación no es el virus en sí, sino más bien lo que genera las enfermedades en general».