Por: María Isabel Burbano / @rizossalvajes
Quito, 09 feb (La Calle). – Mientras unos recogen sus cuatro tereques y dejan sus cargos, otros entran campantes al Palacio de Gobierno. Es el caso del otrora asambleísta Diego Ordoñez, electo por la provincia de Pichincha en representación de CREO.
En el Gobierno del Encuentro todo es posible. También dejar las curules cuando no se ha cumplido ni siquiera el 20% del período legislativo. Ocho meses donde las participaciones en el Pleno pasaron sin pena ni gloria y tampoco propuso ningún proyecto de ley. Lo que no pasó desapercibido, como es natural, fueron las expresiones misóginas que Ordoñez tuvo contra su colega Mónica Palacios (UNES). “Pasar del tubo a la curul y surgen estas argucias torpes”, escribió en un tuit el 5 de noviembre de 2021.
Había pasado un mes desde el destape del caso Pandora Papers que involucraba al presidente Guillermo Lasso. Palacios investigó las empresas en Panamá y mostró documentación que probaría el presunto perjurio cometido por el presidente. Los cercanos al Gobierno, como hienas en jauría, defienden a los de su especie. A Ordoñez no se le ocurrió idea más brillante que atacar la dignidad de una legisladora.
El tuit no quedó solamente en el rechazo de la ciudadanía. Palacios llevó el caso al Consejo de la Administración Legislativa (CAL). Acusó a Ordoñez de violencia política. El 14 de diciembre lo multaron con 15 días sin sueldo por su comportamiento. No fue a la única que atacó: la abogada Dolores Miño y la esposa del exdefensor del Pueblo, Priscila Schettini también fueron blancos de las palabras desubicadas y groseras de Ordoñez.
Cuando llegamos al 4 de febrero del 2022, el anuncio de la renuncia del asambleísta es sorpresiva. La razón, a su juicio, es el bajo nivel de la Asamblea Nacional, que no se sentía cómodo en esa situación y que lo mejor era dejar su puesto. Un puesto que ganó gracias al voto popular y el nuevo sistema de conteo. Para él y otros que han dejado sus curules, la decisión del pueblo no parece importarles en lo más mínimo.
Aunque Ordoñez alegara que se merece una mejor Asamblea, las razones de su salida van mucho más allá. Es el instinto de protección lo que lo lleva a dejar la legislación. Entra nuevamente Mónica Palacios a escena y rebela que “hasta este momento, el exasambleísta tiene un proceso en el Tribunal Contencioso Electoral (TCE) en su contra por violencia política”. De acuerdo con la legisladora, Ordoñez quiere mostrar que sale por la puerta grande cuando lo que iba a pasar es que sería destituido por sus expresiones.
No hay un colofón en esta historia. Ordoñez evitó la renuncia, pero el proceso sigue allí ¿Podría existir una censura u otro castigo para el abogado? No lo sabemos, está en manos de los jueces del TCE dar una respuesta. Por lo pronto, Diego Ordoñez se refugia en los brazos del Palacio de Carondelet donde podrá aconsejar al presidente Lasso ¿Será, tal vez, en violencia política de género? Nos ha demostrado, con creces, que es un experto en la materia.