Quito, 14 sept (La Calle). – El ministro de Justicia de Perú, Aníbal Torres, solicitó a la fiscal Zoraida Ávalos que disponga la cremación del cadáver de Abimael Guzmán, líder de la guerrilla Sendero Luminoso que falleció el pasado 11 de septiembre.
“Me dirijo a usted para solicitar respetuosamente que, en el marco de la Ley de Salud y la Ley General de Cementerios, el Ministerio Público pueda disponer la cremación de los restos de Abimael Guzmán Reynoso, considerando que a la fecha habrían transcurrido más de 36 horas de ingresado los restos a la Morgue del Callao sin que se haya entregado a algún familiar directo”, dice parte del oficio.
De acuerdo con el funcionario “es importante considerar que la adopción de otro tipo de sepultura del cabecilla de la organización terrorista PCP – SL, podría llevar a afectaciones del orden público y la seguridad de toda nuestra sociedad”.
La principal razón sería que “para este sanguinario grupo terrorista los restos de este delincuente es un símbolo de su insania. Buscarán enaltecerlo y homenajearlo”, de acuerdo con el ministro.
Muerte de Guzmán
Abimael Guzmán, líder, fundador y cabecilla de la organización terrorista Sendero Luminoso, murió a los 86 años, mientras cumplía cadena perpetua en la Base Naval del Callao.
Guzmán, de quien no se sabe la causa de su fallecimiento ya había tenido complicaciones medicas meses atrás. El 13 de julio lo atendió el Ministerio de Salud. Sin embargo, debido a que no quería ingerir ningún tipo de alimento, el 17 de julio lo trasladaron al hospital para ser monitoreado y recibir atención especializada en geriatría.
Tras ser el hombre más buscado de Perú, las autoridades lo detuvieron el 12 de septiembre de 1992, junto con otro integrante de la cúpula terrorista, en una residencia en Surquillo, Lima.
La captura tuvo éxito gracias a un operativo comandado por el Grupo Especial de Inteligencia, GEIN, de la Dirección Contra del Terrorismo de la Policía Nacional del Perú.
De acuerdo con un informe de la Comisión de la Verdad, Sendero Luminoso fue responsable del 46% de las 69.280 víctimas mortales entre 1980 y finales de los años 90.
