Quito, 02 may (La Calle).- En 2017, cinco días antes de que Lenín Moreno asuma su cargo como Presidente de la República, el locutor Luis Ramiro Pozo dejaba su cargo en Radio Pública, un espacio en el que trabajó desde 2011. ¿La razón?: el cierre de micrófonos.
“Se decidió cerrar los espacios antes del inicio del Gobierno. Para ese momento, cuando se preparaba la toma de poder, ya se comunicaron ese tipo de decisiones en un medio público. Simplemente, me informaron que no se permitía que la gente intervenga en el noticiero: un golpe a la libertad de expresión”, confiesa.
Según el testimonio de Luis Ramiro Pozo, la directora de la Radio Pública Giovanna Tassi le “sugirió” su salida y así lo hizo. “Ya me estaban hostigando, medían hasta el tiempo que me tomaba para ir a la tienda”, dice el otrora locutor de Radio La Luna. “Era increíble ver cómo viraron de posiciones ciertos personajes que textualmente les escuché decir que amaban a Rafael Correa, resulta increíble como cambiaron su punto de vista con tal de mantener su puesto de trabajo”, dice.
Cerrar el micrófono es una forma de restringir las posibilidades de expresión ciudadana, a veces los medios de comunicación filtran llamadas para impedir la participación de personas que llaman a expresar su desagrado únicamente con insultos, burlas o improperios, pero la idea es que cuando se “abren micrófonos”, la ciudadanía cuente con un canal directo.
Su paso por Radio La Luna
Pozo trabajó en la recordada Radio La Luna, donde la ciudadanía quiteña en especial hizo escuchar su voz en diferentes espacios. En La Luna se canalizaron las expresiones de rechazo de la ciudadanía para la caída del expresidente Lucio Gutiérrez. “Un medio público debe tener una visión distinta, que incluya a la mayor cantidad de actores y espacios permanente de denuncia”, reflexiona ahora.
A su salida, lo contactaron ciudadanos del exterior. De allí surgió la posibilidad de trabajar con migrantes en varios productos de orden comunicacional.
Por lo pronto, Luis Ramiro Pozo hace activismo en redes, esperando la oportunidad de volver a sentir de nuevo la magia del micrófono abierto.
