Por: Alexis Ponce
El nombre apropiado de lo que ocurre en Quito y Ecuador es un DELITO DE LESA HUMANIDAD POR NEGLIGENCIA CRIMINAL EN TIEMPO DE PAZ y así debe tratarlo la gente sensible y pensante (por lo menos así debieran empezar a catalogarlo las familias y pacientes vulnerables).
Este crimen lo alerté cronológicamente desde abril, mensaje tras mensaje de watsap, a Rosángela Adoum y Julio Bueno, asesores del presidente; a María Sara Jijón, asesora del ex vicepdte; a María Paula Romo ministra de gobierno; a Jorge Yunda, alcalde; a Camilo Salinas del COE; a los asambleístas de la comisión de la salud; a más de treinta funcionarios y asesores de instituciones del Estado, a personajes de nuestro mundillo social; a periodistas de -por lo menos- veinte medios de comunicación; así como a contactos y amigos en el exterior.
Advertí por igual sus efectos de catástrofe sobre los más indefensos, los más vulnerables y los más pobres, producto de la Ineptitud Organizada como conducta estatal y de la prioridad economicista por encima de la prioridad humana y ambiental. Lo que ocurre y ocurrirá en agosto y por lo menos hasta fines de año, es un DELITO DE LESA HUMANIDAD CONTRA LA SALUD Y LA VIDA de los Grupos Vulnerables. Ese delito fue y sigue siendo cometido en el Ecuador por el presidente Moreno, el vicepdte. que -para ser candidato- renuncia en plena pandemia (con la cínica consigna: «Porque ya estamos mejor» expresada por los quedados y los renunciantes: los Ottos, los Isch, los Valencia; muletilla propagandística en pandemia atroz, que la quieren entronizar, como si la vida fuera un tuit, toda esta gavilla de canallas que son la casta política que nos domina, y que solo piensan en profitar del poder en lugar de proteger a lo más vulnerable de su pueblo).
Este delito sigue siendo cometido por el gobierno, el COE, ese hechicero ministro de salud, y en Quito con la complicidad cobarde y negligente del Alcalde. Y con la ignorante anuencia de una porción envilecida de la sociedad, a la que le vale ‘madres’ enfermar a sus propias madres, hipócrita y enferma de indiferencia, violencia, insolidaridad y abuso, que no tiene la más mínima empatía con los vulnerables y se contagia y contagia en nombre de su pobrísimo y acomplejado ‘quéchuchismo’.
Es un crimen estatal de DARWINISMO SOCIAL basado en el letal ‘Efecto Rebaño’ convertido en dogma por estos hechiceros que gobiernan EEUU, México, Brasil, Nicaragua o Ecuador. ¡Pero para un negocio llámenles!
Qué triste envidia mortal y de vida tengo de las naciones asiáticas, la uruguaya, costarricense, cubana, noruega y neozelandesa: porque los primeros que protegieron fueron los enfermos de cánceres y enfermedades catastróficas y degenerativas, los niños, los ancianos, las mujeres, los adolescentes y las personas con discapacidad. Podrán tener otros problemas y otras carencias, pero han actuado mil veces mejor que estos sinvergüenzas aldeanos de mi país.
La peor tragedia no es el Covid-19. Son ustedes, negligentes, criminales y mafiosos que gobiernan mi país y «Occidente» (capitalismo es su nombre real, pero en Macondo light no me van a entender).
No queda de otra: a tu casa, a tu familia, a tu entorno, pónle semáforo rojo.
POR UN TRIBUNAL NUREMBERG,