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Penúltimo acto: Adiós a Otto (Opinión)

Por: Sebastián Jarrín

La renuncia del Vicepresidente se convirtió en un suceso más de la tragicomedia liderada por la interpretación política de Ruptura y la élite económica, quienes tras 10 años fuera de la toma de decisiones regresaron a sabiendas de que no pueden soltar el poder, si lo que quieren es seguir su agenda elitista. Por ello es necesario tener una lectura de los últimos sucesos políticos y su consecuencia en el futuro cercano.

Muchas son las interpretaciones de lo que significa la renuncia del Vicepresidente. La ambición, alimentada por un relato construido desde el politictainment es un factor determinante de la renuncia de Otto. Durante 18 meses fue el rostro visible del Gobierno, entregando créditos, inaugurando o reinaugurando obras, liderando el Acuerdo Nacional y en última instancia encabezando la acción gubernamental durante la pandemia.

¿Qué tenemos gracias al Vice? Un Acuerdo nacional – que trataba los temas de educación, seguridad social, competitividad, democracia y reforma constitucional, sostenibilidad, seguridad ciudadana y prevención de drogas – que nos devolvió la educación unidocente, maestros impagos y despedidos, a quienes el Vice prefiere entregarles una placa, un laxo sistema productivo – con monitos emprendedores –  y un Estado servil a intereses privados nacionales y transnacionales. Y no podemos olvidar que, gracias al Vice estamos en la palestra mundial, primeros, primerísimos en fallecidos por cada millón de habitantes, sin contar el subregistro de fallecidos oficiales del registro oficial.

Es una realidad que la población lo sabe y lo siente, sin embargo, la construcción del relato de Otto, el político joven apolítico, empresario valiente que decidió servir a su país, intenta borrar lo ocurrido con su Vicepresidencia y de esta manera aúpan las pretenciones electorales del Otto (DJ Papi Chulo – según dice su perfil de Wikipedia).

Estas falsas esperanzas electorales llevaron a Otto a romper con Romo y Roldán y optar por su propio camino, quien sabe si con PSC – una apuesta casi segura que así será. Ruptura entonces decide dar el todo por el todo y deciden ponerse en primer y segundo lugar en la terna para reemplazar a Otto. ¿Cómo entender eso?

Sed de poder tal vez. Creo que Romo y Roldán han visto mucho House of Cards y al más puro estilo de Frank Underwood, quieren saborear la Vicepresidencia sin haber obtenido un solo voto y ven en eso un mérito, aunque sea por tan solo 10 meses. Pero, como dije antes, la ambición es fundamental para entender lo que pasa. Así que 10 meses no es suficiente. Quieren más. ¿la Presidencia tal vez?

No sería descabellado pensar que sí, y que para hacerlo decidan aplazar elecciones, o desconocer los resultados y autoproclamarse vencedores. Añez y Guaidó son el ejemplo de que no se necesitan votos para llegar al poder, solo los aliados precisos: gringos, OEA, medios de comunicación y militares.

Hace 5 años decir que esto fuera posible, hubiera sonado ridículo, fuera de toda lógica. Hoy día ya no lo es y con Ruptura al frente del guión, la tragicomedia sigue, pero ahora solo quedan ganas de llorar.