Génesis Gómez, redactora
Quito 2 de may (La Calle).- Emilia de 12 años afirma que no quiere volver a clases presenciales. Ella estudia en Portoviejo y está mejor en casa, según dice. La niña resaltó que durante los recreos escolares sus compañeros la molestaban por su peso. En clases virtuales apenas se muestra ante la cámara. «Ahora no me ven», dice más tranquila.
Emilia no solo se alejó de su círculo escolar durante la pandemia. Hace unos días viajó a la Capital. La abuela de la menor asegura que ya no se sentía bien ni siquiera jugando con sus amigas en el sitio donde residía. «Los amiguitos le dijeron que ya no querían jugar con ella y le molestan por el peso. Como familia nos preocupa, por eso decidimos que se alejara un tiempo de su casa».
Los parientes comentan que ahora toman medidas en su alimentación para que la pequeña no sufra el problema.
Este domingo se conmemora el Día Internacional contra el bullying. De acuerdo a los datos de Unicef, seis de cada diez estudiantes entre 11 y 18 años sufren bullying en el Ecuador.
Cyberbullying
En la era digital, las ventajas de las redes sociales son múltiples, pero la responsabilidad es necesaria al momento de manejar estas herramientas. A través de estas plataformas el cyberbullying se ha fortalecido, por ello no resulta extraño encontrar comentarios agresivos e insultantes en Facebook, Instagram, entre otros.
La pandemia no frenó el acoso escolar. De acuerdo a un informe elaborado por ONG Bullying Sin Fronteras, el 33 % de niños y adolescentes en América Latina y España aseguraron ser víctimas de ciberbullying durante la cuarentena por Covid-19 en 2020.
Según un estudio de la revista científica Scielo, las víctimas de acoso escolar manifiestan depresión, ansiedad, estrés, suicidio, entre otros. Estos patrones pueden agudizarse dejando secuelas emocionales a largo plazo que dificulten el proceso de retorno a la educación presencial. Los expertos exhortan a la orientación médica y psicológica permanente para padres y víctimas de acoso escolar.