Por: Sebastián Jarrín
En una semana pasó de todo y no pasó nada. Como si se tratara de una suerte de provocación, el Presidente emprendió una serie de acciones en diferentes frentes, que más allá de una reacción en Twitter, parece preparar las condiciones para revivir las movilizaciones de Octubre pasado, aunque esta vez con un desenlace diferente.
Un Presidente con 3% de aprobación decidió en nombre de todos los ecuatorianos y ecuatorianas vetar el Código Orgánico de Salud que demoró ocho años en ser aprobado por la Asamblea y 30 días en ser destruido.
En su nombre salieron 3 funcionarios a explicar el por qué: que no atendía la salud de forma integral; que no incluía temas como la diabetes, el estrés y el COVID; que de aprobarse, cada médico debería entrar con un abogado a la consulta.
Patrañas. Todas excusas para no decir de frente al país que el Ecuador no es un Estado laico y que una vez más, se cumplió con las demandas del presidente de facto, Guillermo Lasso.
También dispuso la liberalización de la importación de combustibles, eso sí, haciendo uso de la infraestructura de Petroecuador. Por el momento, el precio del gas de uso doméstico no se ve afectado. Sin embargo, sienta las condiciones para que nos gobiernen las leyes del mercado.
Ya pasó con el COVID, en pleno julio, el “mercado” decidió que no sacaría a la venta termómetros de mercurio, únicamente aquellos infrarojo de USD 70. Esta vez, el “mercado”, podría decidir que solo circulará el gas importado sin subsidio, beneficiando a un puñado de importadores.
Para remendar en algo su consciencia, decidió crear el Bono de Apoyo Nutricional. USD 240 entregados por una sóla vez. Pan para hoy, hambre para mañana.
Es la mentalidad de nuestras élites, pueden dejarnos sin un Código de Salud, beneficiar a sus amigos importadores, pero tenga USD 240. Las limosnas no sirven al momento de querer sacar un país adelante, no pueden entonces ser una política de Estado.
Estando tan cerca de terminar su mandato, Lenín parece querer dejar la mesa servida para el segundo mandato de Lasso. El primero fue del 2017 al 2021.
Por otro lado, esta serie de acciones que no hacen más que avivar la rabia y el dolor contenido por la población, parece que culminarán en otro Octubre. Protestas desde todos los sectores, incluso ahora sí Pablo Dávalos dice #LeninFUERA.
El Gobierno al parecer nos puso contra las cuerdas. Si no se protesta en las calles, el único espacio que resta de expresión de la voluntad popular. El Gobierno seguirá aplicando medidas con el fin de dejar la mesa servida a un Gobierno de derecha o dejar un país ingobernable para un Gobierno progresista.
Por el contrario, si protestamos y revivimos Octubre, seguramente ayudará a un repunte en los casos de COVID. Con ello el Gobierno tendrá la excusa perfecta para implementar un nuevo Estado de excepción y porque no, postergar elecciones. Revivir Octubre significará una segunda oportunidad, hay que ver para quién.
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