Quito, 18 mar (La Calle).-En el saxofón de Santiago Jiménez se esconde un grito de protesta en contra de toda la corrupción del Gobierno Nacional. Es también un puente invisible que lo mantiene en contacto con su padre (Ramiro) que se encuentra en una sala del Hospital Carlos Andrade Marín de Carcelén, luchando contra el COVID.
Padre e hijo han compartido antes varios proyectos y lo siguen haciendo, a pesar de que la pandemia ha colocado una barrera sanitaria entre ambos.
Santiago es un reconocido saxofonista. Participó de varias agrupaciones, entre ellas Sal y Mileto, Swing Original Monks, Rocola Bacalao y Viento Violento. Es un caminante, un ser que acompañado de su perro labrador recorre el mundo. Su padre, en cambio, es reconocido poeta.
“Mi padre estaba bien (74 años), hace tiempo tuvo problemas por una úlcera, debió ir a un hospital”. Al parecer fue allí que se contagió de COVID-19.
“Están haciendo todos los esfuerzos para mejorar sus niveles de oxígeno. En la actualidad no hay más espacios en las unidades de cuidados intensivos, por eso se encuentra en un box de supervisión”.
Desde esta semana, Santiago fue al hospital con su saxofón. Contó con el apoyo del personal y desde el exterior de la sala donde atienden a su padre interpreta varios temas.
“Se pudo haber evitado todo, si no hubiera sido por este gobierno tan nefasto y con un plan de vacunación racional, se pudo evitar algo de dolor”.
Santiago dispara una flecha musical para romper la distancia y el silencio. Su padre es el arco.