Quito, 23 abr (La Calle).- El presidente Lenín Moreno habló, en cadena nacional, de tres crisis que nacieron por la emergencia de Covid-19: la económica, la sanitaria y la social. Pero se olvidó de nombrar una más: la de Gabinete.
La Función Ejecutiva aprovechaba las redes sociales para demostrar una coalición completa. El vicepresidente Otto Sonnenholzner no paraba de citar al presidente Lenín Moreno para demostrar la unión y fraternidad. Ahora, el Gabinete de Moreno se desgrana.
Dos grupos se conformaron y en plena emergencia sanitaria ya se evidencian las pugnas de poder, en unos casos con miras a las elecciones presidenciales de 2021 –como el caso de Sonnenholzner–, en otros con miras a las privatizaciones y componendas –como el de Moreno y su incondicional Andrés Michelena–.
A Michelena no le bastó con tener el control de la conectividad entera del país, los contratos para internet, la disposición sobre los infocentros, todo gracias a su puesto de Ministro de Telecomunicaciones (Mintel). Ahora va detrás del manejo de la propaganda.
Su ambición: ser un superministro. Su meta: quedarse al frente del Mintel, pero también tener a su cargo la Secretaria General de la Presidencia (Secom) que a su vez es la cabeza de los Medios Públicos.
Claro, es que Gabriel Arroba, actual titular de Secom, por su parte, decidió apoyar a Sonnenholzner.
Pero no solo las pugnas definen la crisis del gabinete. Lenín Moreno también decidió solicitar la renuncia de Ricardo Luque, actual secretario de Inteligencia. Las razones son que existen miembros del Gabinete que aducen el apoyo firme de Luque hacia Sonnenholzner.
Presidente y vicepresidente tiran del barco para diferentes orillas, en medio de la amenaza de muerte cruzada que, de consolidarse, declararía a Sonnenholzner como presidente hasta el llamado de nuevas elecciones.