Quito, 25 ene (La Calle). – Pablo Arturo Palacio Suárez es uno de los escritores ecuatorianos más destacados del siglo XX. Lojano, nacido el 25 de enero de 1906, la escritura de Palacio marca un distanciamiento del movimiento costumbrista del siglo XIX.
Desconocido por su padre al momento de su nacimiento. Su madre murió cuando él apenas tenía seis años, de modo que su crianza corrió a cuenta de uno de sus tíos.
A los tres años sufrió un golpe severo en la parte posterior del cráneo. Golpe al que muchos atribuyen los trastornos mentales que llegarían en su vida adulta.
Abogado graduado en 1925 por la Universidad Central. Palacio ejerció como profesor de filosofía y literatura en la misma Universidad y como subsecretario del ministerio de Educación cuando Benjamín Carrión era ministro.
En política militó en el partido socialista. Junto con Jorge Reyes, Jaime Chaves y Alfonso Moscoso, fundó la revista Cartel, desde la cual se divulgaban las ideas socialistas.
Palacio como escritor
Su primer cuento fue El Huerfanito en 1921 cuando todavía era un colegial. Otras de sus obras son la novela Débora (1927), los cuentos El frío y Los aldeanos (1923), la novela Vida del ahorcado (1932).
El hombre muerto a puntapiés
El libro de cuentos Un hombre muerto a puntapiés (1927) es la obra más reconocida del escritor lojano. Presenta personajes de dudosa reputación y guiados por bajas pasiones.
El cuento que da nombre al libro cuenta la historia del asesinato de un hombre por razones aparentemente desconocidas. A medida que el narrador descubre las pistas, encuentra el movil de la muerte.
En su obra desfilan personas «anormales», que elaboran teorías absurdas e investigan casos absurdos. Palacio se burla y critica de una sociedad deshumanizada que guarda las apariencias.
Ruptura de estilos
La escritura de Pablo Palacio se relaciona con el movimiento vanguardista que empezaba a desarrollarse en todas las aristas del arte.
Su estilo tiene una marcada diferencia con el movimiento de realismo social representado por la Generación del 30 y el Grupo Guayaquil con escritores como Enrique Gil Gilbert, José de la Cuadra, Demetrio Aguilera Malta, entre otros.
Locura temprana
“Solo los locos experimentan hasta las glándulas de lo absurdo y están en el plano más alto de las categorías intelectuales», dice en su cuento Las mujeres miran las estrellas.
La locura de sus personajes vivía en el escritor quien poco a poco entraba en el mundo del delirio. En 1940 ingresa al hospital psiquiátrico Lorenzo Ponce de Guayaquil de donde saldría 7 años después en un ataúd.
Su esposa, la escultora, Carmita Palacios, lo cuidó durante todo ese tiempo. Llegó a trabajar de enfermera en el Hospital para bajar los gastos del tratamiento.
Pablo Palacio marcó una nueva forma de escribir en Ecuador. Un relato nuevo donde la locura no era locura sino genialidad.