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Pese a los ataques, Radio La Calle no se intimidará (Editorial)

La amenaza a nuestro sitio web nos pone en alerta. Aquí trabajan hombres y mujeres con honestidad y respeto, más allá de las evidentes diferencias con el Gobierno. Por nuestra página web y nuestros micrófonos han pasado cientos de autoridades que pueden dar cuenta del profesionalismo y respeto de este equipo desde el momento mismo en que nos ponemos en contacto con ellos, hasta cuando dialogamos públicamente.

Somos un medio que respeta los derechos de autor tanto abiertamente como en la metadata de las fotografías. Por tanto, rechazamos cualquier intento de intimidación aunque esto tenga origen en un software y no en un direccionamiento directo contra Radio La Calle.

¿Quién y con qué criterio se programa un software? Es evidente que lo hacen seres humanos, que ponen en códigos persecutorios las órdenes políticas de quienes gobiernan. Si no es un ataque frontal, un intento de intimidación o una persecución contra Radio La Calle, como aseguran desde la Presidencia, nos alegramos. Sin embargo, no podemos dejar de denunciar la falacia de la defensa de la libertad de expresión de este Gobierno.

Utilizan el concepto de libertad de expresión a conveniencia y con quienes le son serviles, con quienes han firmado vergonzosos pactos de silencio mediados por la pauta. Exigimos libertad de expresión y respeto a todas las visiones del mundo en tanto se enmarquen en el respeto de los derechos humanos, la única carta que guía al equipo humano de Radio La Calle.

Las fotos públicas, del Gobierno son propiedad de los ecuatorianos. Las cámaras que tomaron esas fotos, las memorias en que se almacenaron, las computadoras en las que se descargaron, el salario de quien las tomó, las oficinas donde se hizo este proceso, todo es pagado con el dinero de todos los ecuatorianos. Lo que sucede es claro, para el Gobierno es cómodo tener medios complacientes, serviles y silentes… Radio La Calle se niega a esa práctica porque sería ir en contra de nuestros lectores y oyentes.

Hacemos un llamado a la Defensoría del Pueblo, a las instituciones de defensa de los derechos humanos, a la ciudadanía misma a la que nos debemos, para cuidar este espacio que hace una comunicación no mercantil, sino solidaria, humana, vinculada a las necesidades de la gente más sencilla.

Qué grato saber que podemos cerrar este editorial con orgullo citando a Salvador Allende: “Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen… ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos”.