Marco Flores-economista.
Quito, 3 sep, (La Calle).--En Ecuador no existe independencia de poderes, institucionalidad ni Estado de derecho, tampoco buena economía, seguridad ciudadana ni adecuada seguridad social.
-Desde hace 5 años los gobiernos están “poniendo la casa en orden”, no han logrado eliminar el déficit fiscal pero sí han asfixiado y desacelerado el crecimiento económico y la generación de empleo. El gobierno recibió la economía con un 4% de déficit, no de 7%.
-Las leyes laborales no determinan el nivel de empleo, influyen. Mucho más impactan la ruptura de la institucionalidad y el Estado de derecho que nadie reclama; los impuestos, el ingreso real de las personas y su capacidad adquisitiva; la demanda, la inversión y el crecimiento económico.
-Entre los años 2017 a 2021 el crecimiento económico anual promedio fue 0,0%, excluido el 2020 de fuerte contracción económica por crisis sanitaria el crecimiento anual promedio sólo fue 1.2%, bastante más bajo hasta de la tasa de crecimiento poblacional de 1.54%.
-El 66% de la fuerza laboral está desempleada y subempleada. El ingreso real percápita de los ecuatorianos ha retrocedido 10 años. Su ingreso real laboral promedio es inferior a 300 dólares mensuales. El ingreso percápita real de los ecuatorianos es el de menor poder adquisitivo de la región.
-Un 39% de la población total, es decir, más de 7 millones de personas, viven en pobreza multidimensional, pobreza por ingresos y pobreza extrema. En el campo y la ruralidad los indicadores de pobreza y exclusión casi se duplican.
-La deuda pública suma 80.000 millones de dólares, equivale a más del 70% del PIB. Es social y económicamente insostenible porque por falta de crecimiento económico su pago permanentemente sacrifica la inversión social pública.
-La inversión extranjera directa en Ecuador es de las más bajas de la región, casi no existe, apenas 0.5% del PIB. La inversión social pública al igual que la formación bruta de capital fijo del Gobierno Central son tan bajas que prácticamente han desaparecido.
-La inseguridad ciudadana ha llegado a límites de terror permanente. Los hechos verifican que los ciudadanos se encuentran virtualmente indefensos.
Estos son resultados que muestra el país porque los intereses en conflicto de sus sucesivos gobiernos los aleja del bien común. Porque la resignación de los ciudadanos parece haberles acostumbrado a vivir sin Buena Economía, sin institucionalidad ni Estado de derecho. ¿Hasta dónde y hasta cuándo podrán resistir los ecuatorianos?