Moreno en Washington: Risas, cipayismo e hipoteca

Por Omar Jaén Lynch
Periodista y docente universitario

La situación es inaudita, pero real. Cualquier gobierno que esté por debajo del 10% de aprobación, con una economía al filo del barranco, con un galopante desempleo y con una ola de inseguridad y violencia perdería el sueño. Con esas condiciones, cualquier dignatario -al menos uno a quien le importa su pueblo- debería levantarse todas las mañanas con un mea culpa que lo empuje a solucionar el desastre que ha provocado. Ese sería el escenario racional, aunque Ecuador es la tierra insensata.

Los jerarcas del Gobierno retornaron el pasado sábado 15 de febrero de una gira por Estados Unidos. La sonrisa orgásmica no les cabía en el rostro a pesar de regresar a un país que se cae a pedazos. Ahí vimos a Lenín Moreno, María Paula Romo, Juan Sebastián Roldán y Richard Martínez con la alegría de quien había cumplido su meta en la vida. Ellos lo dejaron claro con sus loas en días previos: Haber estado en la Casa Blanca, “en el país más importante del mundoo”, fue el pináculo de sus carreras políticas.

Pero más allá del vergonzoso cipayismo del régimen, hay motivos políticos para que Moreno y su banda regresaran con una amplia sonrisa.

Y es que el Gobierno ganó tiempo. Volvieron al Ecuador con un tanque de oxígeno que Donald Trump les dio y que les ayudará a sostenerse, siempre que sean obedientes.
Tras la ruptura legislativa con CREO, el Gobierno entró en pánico porque sabe que hasta mayo debe cumplir con varias exigencias del Fondo Monetario Internacional (FMI). En las próximas semanas tiene que eliminar los subsidios a los combustibles y luego debe aprobar nuevas normativas tributarias y monetarias.

El panorama en la Asamblea es cada vez más lúgubre para el oficialismo, por lo que tuvo que ir hasta la casa del mismo patrón para subsistir.

Ahora Moreno y su gavilla tienen el respaldo de Estados Unidos, aunque como todo en la vida -y menos aún con los gringos- nada es gratis. Sí, el Gobierno ganó tiempo, pero para mantenerse hipotecó al país.

En política cada palabra tiene una motivación y un fin. Que Donald Trump haya dicho en la cita con Moreno que Estados Unidos iba a vender armas y equipos a Ecuador es una clara señal que el Gobierno ecuatoriano no dudará en reprimir nuevas movilizaciones, con la venia de Washington.

Tampoco es casual que Roldán anunciara como un gran logro que Ecuador se sumó al proyecto “América Crece”, que no es más que la nueva estrategia de Trump para contrarrestar la presencia de inversiones chinas en América Latina. Ahora arrancará una agresiva campaña de privatizaciones bienes y servicios públicos en el país. Los primeros serán Sopladora, CNT y Banco del Pacífico, pero la lista es larga y las compañías estadounidenses se relamen por invadir con “inversiones” el Ecuador.

La cosa pinta mal. En el Gobierno saben que les queda poco más de un año para cumplir con la agenda del norte y para asegurarse protección para después de 2021. Solo queda preguntarse: ¿Los dejaremos?

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