Quito, 24 feb (La Calle).- Si el descalabro institucional en la Contraloría, los policías rodeando el Consejo de Participación Ciudadana y loa intervención de Guillermo Lasso en otras funciones del Estado le recuerdan los peores años de la política en el país, hoy la Asamblea de Guadalupe Llori dio un nuevo y penoso espectáculo.
En la sesión de este jueves estaba previsto plantear cuatro cambios del orden del día; uno de ellos, por la bancada de UNES, para iniciar la evaluación de Guadalupe Llori como presidenta de la Asamblea y también como parte del Consejo de Administración Legislativa (CAL).
Ronny Aleaga de UNES pidió un punto de orden que no fue aceptado por Llori. Ese punto pedía la apelación de la Presidencia. Las bancadas de UNES, PSC y Pachakutik empezaron a pedir a gritos la apelación por lo que la presidenta decidió suspender la sesión.
El vicepresidente Virgilio Saquicela comenzó a revisar la normativa y luego abandonó la legislatura. Hace poco regresó y dialogó extraoficialmente con los jefes de bancadas.
Para salvaguardar cualquier intento de evaluación y potencial remoción de su cargo, Guadalupe Llori mandó a cortar la energía eléctrica del recinto legislativo.
Así como lo lee: tras la salida de la presidenta Llori del salón plenario, se apagó la luz y el audio en el hemiciclo legislativo. Tras un corto diálogo entre Virgilio Saquicela y los jefes de bancada, declaró que «no es posible reinstalar la sesión».
Para colmo de males
La presidenta Guadalupe Llori suspendió la sesión 759 convocada para las 19:00, que incluía el debate de temas sensibles e importantes para el país y evitar que el CAL archive la derogatoria a la ley de reforma tributaria.
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