Quito, 21 sep (La Calle). – El presidente Guillermo Lasso admitió que en Ecuador la política ha sido judicializada y la justicia ha sido politizada. En entrevista para NTN24, el primer mandatario aseguró que está tranquilo de la gestión de su gobierno. Sin embargo, no descarta la posibilidad de que sea perseguido tras dejar el poder.
Lasso declaró que el gobierno que le suceda deberá enfrentarse al fenómeno de El Niño y al impacto fiscal de la consulta por el Yasuní. En cambio, hizo gala de supuestamente haber dejado las finanzas públicas en orden, con un déficit fiscal reducido del 7.7 al 2.5 del Producto Interno Bruto (PIB) aproximadamente.
El jefe de Estado resaltó que en su administración generó empleo, creció la economía, luchó contra la desnutrición crónica infantil e impulsó una agenda ambiental. Al ser interrogado por la escalada de violencia y la penetración del narcotráfico, Lasso aseguró que la ola de criminalidad desatada es producto de la reacción de los grupos delictivos ante su lucha contra ellos. En resumen, el mismo discurso.
A echarse flores
El presidente afirmó que en sus dos años se logró incautar 200 toneladas de droga y como resultado abrieron frentes en las cárceles y trasladaron esa violencia a las calles. Ante la situación, señaló que equipó a la fuerza pública y coordinó con los Estados Unidos un plan de refuerzo para los próximo siete años.
«Equipé a las Fuerzas Armadas como no se lo ha hecho en los últimos 40 años con una inversión de más de USD 1.100 millones y a nuestra Policía con el incremento del 20 % (de uniformados)», manifestó sin aclarar que redujo el tiempo de formación policial de dos años a seis meses para llegar a ese «logro».
También destacó el censo penitenciario, el respeto a los derechos humanos de las personas privadas de libertad y la preocupación por su rehabilitación social. «Podríamos tener un programa del sistema penitenciario del Ecuador, cómo lo recibí, qué hemos avanzado y qué falta por hacer», dijo.
No obstante, desde 2021 hasta los primeros meses de 2023, más de 400 presos han sido asesinados en las cárceles del país, marcando el mandato del banquero como la más sangrienta en lo que respecta a la crisis carcelaria. Asimismo, la incapacidad del Ministerio del Interior, la Policía y el SNAI en el control de los reclusorios hasta el punto en que se graban videos musicales dentro de ellos.
Sobre sus «enemigos»
El jefe de Estado apuntó que el expresidente Rafael Correa estuvo a la cabeza de toda la oposición a su gobierno. Refirió que el líder de la Revolución Ciudadana es el «diablo» y Jaime Nebot (PSC) es el «diablillo» que le «seguía los pasos».
Según él, sufrió cuatro intentos de destitución y cinco revocatorias de mandato en sus dos años gobernando. «Eso demuestra que ni siquiera tuvieron pudor ni respeto por la sociedad ecuatoriana», declaró.
Adelantó que presentará otro libro antes de salir de Carondelet en el que registre sus logros. Negó que Ecuador se haya convertido en un estado fallido, pese a los altos índices de violencia e inseguridad o la incapacidad para crear puentes políticos e institucionales.
Correísmo, infancia y Ucrania
El presidente considera que si la Revolución Ciudadana vuelve al poder será para «robar, atacar a la prensa y a los ecuatorianos». Recalcó sobre el ataque a la prensa, pese a que durante su régimen van cinco periodistas que han tenido que exiliarse del Ecuador por amenazas de muerte, uno de ellos es Anderson Boscán de La Posta que lideró la investigación «El Gran Padrino» que acusa al cuñado de Lasso, Danilo Carrera como el líder de una estructura criminal dentro de las empresas públicas.
Cuando deje de ser presidente de la República, Lasso se «dedicará» a la lucha contra la desnutrición crónica infantil en el Ecuador y a nivel internacional.
Luego de su participación en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU), el gobernante ecuatoriano mostró su apoyo a Ucrania en el conflicto bélico que mantiene con Rusia. Para él, es reprochable la posición de neutralidad por las que han optado sus homólogos de la región, Gustavo Petro (Colombia) y Lula da Silva (Brasil).