Por: Macarena Orozco / @macaorozco3
I
El diario El Expreso califica de desliz a la poco acertada analogía del candidato a la presidencia Guillermo Lasso cuando en una rueda de presan dijo: “Una chica tiene que arreglarse bonito y cuando esté bien vestida y esté bonita consigue novio”. Esto como relación a una supuesta buena imagen que debe dar Ecuador para que llegue la inversión extranjera. Pero lejos de los desatinados discursos de Lasso, habría que analizar la mirada que el banquero tiene sobre las mujeres y la violencia que nos rodea.
Para poner en contexto el problema de violencia de género que enfrentamos las mujeres en el país es necesario revisar las cifras. Según los datos de la Policía Nacional del Ecuador, en Ecuador se reportan 42 denuncias diarias por violación o agresión sexual y según estos mismos datos, las víctimas conocen a sus agresores pues pertenecen a sus círculos cercanos.
Entre el 2016 y el 2019 se reportaron 14 mil casos de violación y se estima que de estos al menos 700 fueron niñas menores de 10 años. Cada día se embarazan 7 niñas menores de 14 años, y de ellas al menos 6 han sido abusadas sexualmente por alguien de su entorno familiar.
En lo que del 2020 se han reportado 81 muertes violentas de mujeres por razones de género incluidos 3 transfeminicidios. Esto quiere decir que en Ecuador hay un femicidio cada 72 horas.
La mayoría de estas muertes se dan en el entorno familiar donde se naturaliza la violencia en el espacio doméstico y donde una boleta de auxilio o medidas cautelares no garantizan la seguridad de las víctimas.
II
En el mapa de femicidios del año 2018 realizado por el Diario El Comercio se presentaron varios testimonios sobre feminicidios en Ecuador. Uno de los testimonios dice : “ Un hombre golpeó a su expareja, le puso una soga al cuello y con el carro, manejado por su hermano, la arrastró y lanzó en una quebrada. Solo el último está preso, el otro se fugó. En el casillero de observaciones se lee que fue por una demanda por pensión de alimentos.”
Como este caso hay cientos en el país, algunos más visibles mediáticamente como el de Juliana Campoverde y otros no tan visibles como el de Liliana Flores quien fue violada y asesinada por su primo, quién además intentó quemar los genitales de la víctima.
Cuando pensamos en la lógica de la violencia machista sobre los cuerpos de las mujeres también pensamos en nuestros comportamientos cotidianos, en esas microviolencias que aparecen en las anécdotas de la madre o la abuela golpeada. Cuando pensamos que las mujeres son más débiles, que no deberían realizar tal o cual deporte, que deben vestir de cierto modo, que deben callar y ser “dóciles” perpetuamos la violencia machista.
La cosificación de nuestros cuerpos como tal responde directamente a una dinámica patriarcal y capitalista en la que nosotras somos maquinas reproductivas o empleadas domésticas. Durante el siglo XIX los primeros años del siglo XX, las mujeres eran propiedad de sus esposos, no podían divorciarse, tampoco podían heredar inmuebles o poseer una cuenta bancaria.
III
La declaración de Guillermo Lasso no es solamente un desliz puesto responde a una lógica capitalista que, como buen banquero, ha sabido aplicarla en su cotidianidad de tal manera que observa a las mujeres como objetos de consumo. Quizás a Guillermo Lasso además de aprenderse el precio del litro de leche, le serviría también aprenderse una que otra cifra del INEC.
Los grupos de derecha, como en el caso de Bolsonaro en Brasil o el de Vox en España, invisibilizan las necesidades de las mujeres, rechazan la participación de la población LGBTIQ+, la educación sexual y el aborto. Basta con ver lo sucedido con el Código Orgánico de Salud para saber a qué atenerse cuando otro gobierno de Derecha, como el que ya tenemos, asuma la presidencia del Ecuador.
Los índices de femicidios nos arrojan hacia un problema de violencia estructural y sistemática mucho más amplio que debe ser tratado y solucionado por el Estado y el plan de gobierno. Resulta hasta gracioso que al observar un problema de violencia, la solución sea la libre portación de armas para la ciudadanía. El libre uso de armas únicamente va a empeorar el problema de violencia que ya tenemos. La erradicación de la violencia está en la educación de calidad, en la construcción de espacios que comprendan la diversidad y las necesidades de todos.
IV
Las mujeres no buscamos novio, buscamos tener participación política real y equitativa, buscamos ocupar cargos directivos donde nuestra voz sea escuchada, buscamos sentirnos seguras en casa y en la calle. En Ecuador nos hace falta además una ley de aborto legal.
No puede ser posible que incluso después de exponernos a la una violación seamos expuestas a otro acto violento como la maternidad forzada. La mujeres buscamos soberanía sobre nuestros cuerpos y libertad en todas nuestras formas de expresarnos.
Las mujeres buscamos que se garantice educación de calidad, trabajo digno y salud para todos. Buscamos también que los políticos que nos representan, nos vean como sujetos de derecho, como seres humanos y como sus iguales.