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La “nueva” Biblioteca Nacional es una ofensa a la historia, afirman expertos

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Quito, 25 sep (La Calle). – Profesionales en temas de cultura calificaron como una “ofensa” el traslado de la Biblioteca Nacional Eugenio Espejo (BNEE) al Centro de Convenciones Eugenio Espejo.

Este 24 de septiembre, el Ministerio de Cultura inauguró la denominada “nueva” Biblioteca Nacional en el Centro de Convenciones Eugenio Espejo. El traslado de una parte de la emblemática biblioteca se hizo en convenio con el Municipio de Quito.

Se trata de una pequeña parte que conforma la Biblioteca Nacional. El fondo jesuita, el primer fondo que alimenta a la BNEE fue trasladado al Centro de Convenciones Eugenio Espejo bajo ningún criterio técnico.

La Biblioteca Nacional alberga patrimonio bibliográfico, hemerográfico y documental. Su inventario da cuenta de aproximadamente 1.4 millones de ejemplares. Entre estos se destacan el fondo jesuita, la colección de libros
publicados entre los siglos XV y XVIII, y algunos libros incunables.

Una “burla”

Ivette Celi, ex subsecretaria de Memoria Social, dijo para Radio La Calle que el hecho “es una burla absoluta para el país y la cultura. Primero porque no hay claridad del significado de un Repositorio de carácter Nacional. Ellos han tomado como libros fetiche u objetos a los más antiguos”.

Plataforma Cultural coincide en que se trata de una “falsa inauguración que constituye una ofensa a la historia de la Biblioteca Nacional, a los
bibliotecarios e investigadores, a la cultura nacional y a los ecuatorianos”.

Además, esta agrupación aseguró que el Ministro Juan Fernando Velasco abusa de su cargo y “ha utilizado a la Biblioteca Nacional, como una plataforma para su campaña electoral”.

El espacio es “antitécnico”

En promedio, una biblioteca debe crecer al menos 1.5% al año con las condiciones adecuadas. Celi enfatiza que el espacio donde se ubicó a la BNEE es “antitécnico” porque no contó con un estudio previo de humedad, climatización, ambientación y una serie de evaluaciones más.

La comunidad de artistas, gestores y organizaciones culturales de todo el país calificó de “penoso y lamentable, observar cómo, para esta falsa inauguración, se ha tratado a los libros del Fondo Jesuita que han sido exhibidos sin el más mínimo protocolo técnico; sobre unas mesitas con manteles”.

También resulta penoso ver los recursos museales del Museo Nacional (MuNa) en el Centro de Convenciones, para la exhibición de unos cuantos libros. Celi, también exdirectora del MuNa, asegura que las vitrinas que se observa en el lugar son del Museo Nacional.

El Municipio de Quito evade el tema

Radio La Calle se contactó con las autoridades de la Secretaría de Cultura del Municipio de Quito: Diego Jara, secretario de Cultura; Luis Aguilar, director de Cultura en el espacio público y Sebastián Sacoto, director de Creatividad, Memoria y Patrimonio de Quito. Ninguna persona quiso dar declaraciones sobre el tema, Sacoto solicitó hablar del tema pero en días posteriores con mayor información.

Por su parte, la vicealcaldesa Gissela Chalá recibió las interrogantes y aseguró no tener conocimiento sobre el convenio del Gobierno Central con el Municpio de Quito ni del traslado.

Cabe recalcar que durante la inauguración del 24 de septiembre, el ministro Velasco agradeció el apoyo del cabildo quiteño para reabrir la nueva BNEE.

La historia de la emblemática Biblioteca

El origen de este patrimonio data desde la Real Audiencia de Quito. El médico y periodista, Eugenio de Santa Cruz y Espejo, creó la primera.

En 1944, la Biblioteca se anexó a la Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjámín Carrión. Para 2016, este espacio cerró sus puertas debido a la realización del evento masivo Hábitat III en la sede de la CCE.

Desde entonces, este referente cultural careció de un espacio propio que garantice su duración en el tiempo y le permita acoger al público en general en este trayecto.

De esta forma, el Ministerio de Cultura y Patrimonio decidió instalar la sede de la Biblioteca General en el antiguo Hospital Eugenio Espejo, hoy centro de convenciones.

Al parecer, este no es el único espacio que será removido de la CCE. Un destino similar le espera al Museo Nacional MuNa, varios kilómetros al norte de la capital.