Por Sebastián Tamayo Villarroel / @tamayo95se
Quito 9 de ene (La Calle).- Históricamente, la comunicación ha estado vinculada al poder, pues es el mecanismo unidireccional del político con sus mandantes. De allí las corrientes críticas a inicios de los noventa, apelaban al despertar de las masas sin contar que, sus esfuerzos se convertirían en una distopía. Al parecer, la omnipotencia de los medios de comunicación masivos, nos envuelve en el vaivén de los intereses económicos de los magnates del «periodismo». Ya lo advertía el comunicólogo Ramonet: los medios de comunicación son el quinto poder.
En Ecuador, en pleno auge de la campaña electoral, es común observar entrevistas similares a un mitin político. No resulta extraño que Carlos Vera ovacione a Guillermo Lasso antes de su entrevista o que Luis Eduardo Vivanco saque, con cuchara, lo mejor de alias Yaku. Así también, Lenin Artieda en Ecuavisa no oculta sus pretensiones y es que el poder no solo se disputa tras bastidores pues, aprovechando los intereses de la clase dominante, el subjetivismo de las líneas editoriales, basadas en los intereses de la burguesía mediática, aparece en horarios estelares y a nivel nacional.
La cucharada de Teleamazonas
Efecto de lo mencionado, encontramos en los noticieros reportajes destinados a opacar a la heterodoxia política regional. Me explico, el viernes 8 de enero del 2021, en el noticiero «24 Horas», de Teleamazonas, Luisa María Heredia dedicó dos minutos para desprestigiar la democracia boliviana y a su máximo líder, cuya legitimidad se vio reflejada en las urnas por parte del pueblo de Bolivia. La decadencia de la agenda mediática es tal que, sorpresivamente, en época electoral, desprestigian al gobierno argentino y hasta, en las peores expresiones del periodismo como lo es el segmento «En Corto», de Teleamazonas, recalcan noticias de los políticos mexicanos.
El espectro mediático se limita a la reproducción del discurso de poder, del poder que pugna la presidencia, de sus intereses de clase. Lastimosamente concluimos que el quinto poder sigue vigente exponiendo realidades paralelas y el imaginario del sueño americano, pero ecuatoriano. La cordura, la razón y la criticidad no debe durar los 30 minutos de un noticiero. Por tanto, es mejor apagar la TV.