POR: MAURICIO GALINDO
HISTORIADOR
Existen individuos caídos del cielo, que hasta que una situación límite no los puso en el ojo del huracán, no demostraban su valía. Ese es el caso del médico Jorge Yunda, alcalde del Distrito Metropolitano de Quito, quien asumió vigorosamente el liderazgo en la crisis del Coronavirus, ante la ausencia de jefes políticos en el país. El presidente de la República brilla por su ausencia, está resguardado, dando la espalda a sus mandantes, donde reside el poder; no en él, quien es solo el primero entre iguales.
Vicepresidente y Ministros, parecen en una competencia de “Yo me llamo”, en este caso, Primer Mandatario. Las graves falencias de no contar con institucionalidad en salud, han aflorado. Miles de despedidos en áreas claves como limpieza, alimentación, auxiliares, contratación de médicos, por sueldos menores en substitución de galenos formados y curtidos en el tratamiento de enfermedades de todo tipo, han cobrado factura.
EL ACCIONAR DEL ALCALDE DE QUITO
Yunda tomó el toro por los cuernos, al pedir él mismo pruebas que mandó a estudiar, y con un equipo de asesores médicos, de gran nivel, tomó decisiones que la Constitución le otorgan sobre su cantón, además Distrito Metropolitano. La restricción a la movilidad, el cierre de parques, mercados con restricciones de ingresos, apoyo a personas en indefensión, limitación al mínimo de trasporte, son las acciones más importantes que se pusieron en práctica. No retiró la medida de restricción al trasporte público, incluso con presión de la ministra María Paula Romo, quien abogaba por una movilidad de un 10%.
Hay una acción que no es tangible, que no se palpa, que proviene de ser médico: la intuición de que, ante una epidemia, no cabe la vacilación, el muñequeo, la imagen, ni el costo político. Que amo a los capitalistas, pues bueno, mas amo a la gente que genera riqueza; que si se enojaran los buseros, púes prefiero eso a que se contagien. Pero por encima de ello brilla el ojo que todo lo ve, el del político sagaz, que sabe dónde está lo correcto y lo incorrecto. POLÍTICO, en el sentido de estadista, no del que cierra una pista de aterrizaje, para salir en una foto, y luego me inmolo, cual Juana de Arco, en televisión abierta, vía Instagram.
LA INOPERANCIA DE LAS AUTORIDADES
Toda esta actividad desnuda la inoperancia de una administración que, hasta el día de hoy, no destina recursos extraordinarios para la epidemia, hay que pagar la deuda externa; que recién el día de hoy quita aranceles para importar productos; que no ha tomado acciones para generar dentro del país insumos para enfrentar la crisis. Eso agiganta la figura del Alcalde, y empequeñece las figuras de Ministros y Vicepresidente y el de la alcaldesa de la segunda ciudad en población e importancia: Guayaquil.
En el Puerto principal vimos nulas acciones de restricción a la movilidad, con trasporte completo y solo un show mediático de cierre del aeropuerto, ante el arribo de dos aeronaves vacías que venían de Europa a llevar a sus países a sus ciudadanos, derivan en una cosa que es difícil de percibir. El Fin del Modelo Exitoso, de la ciudad más dinámica del país Guayaquil, y el ascenso de la capital, de nuevo, como dínamo del Ecuador.
Eso es lo que ha logrado Yunda, mover a la actividad a un Estado central nulificado por despidos e inoperancia, plagado de gente sin experiencia y más preocupada de sus áreas. Además evidenciar las innegables carencias que van asociadas a la forma patriarcal de ejercer la política.
El alcalde capitalino tiene muchas falencias, es innegable que las denuncias sobre sus medios de comunicación afectan su credibilidad en amplios estratos; que su gestión en productividad, cultura, patrimonio, movilidad, tienen enormes falencias; pero por encima de todo ha demostrado ser serio, responsable, gran comunicador y sensible a las necesidades de su mandante en esta crisis sanitaria. No olvidemos que es experto en Salud Pública, y su semblante jovial, cambia cuando asume su profesión: médico.