Quito, 29 oct (La Calle). – El candidato presidencial por CREO, Guillermo Lasso calificó de ridícula la objeción contra la candidatura del candidato vicepresidencial de Unión por la Esperanza (UNES), Carlos Rabascall por las acciones que posee en el Banco de Guayaquil.
“Quien haya presentado la objeción me parece que está haciendo un papelón lleno de ridiculez, pero bueno, estamos en democracia, hay espacio hasta para los ridículos”, dijo en entrevista con A primera hora.
Estas declaraciones aparecieron en relación a las acciones que Lasso mantiene en el Banco de Guayaquil y que, de acuerdo al candidato, no le impiden participar en las elecciones 2021. “Sigo siendo accionista del Banco de Guayaquil, pero los accionistas no administran las empresas (…) No hay ninguna ley que me prohíba participar en un proceso electoral siendo accionista de un banco, además, declaré en mi patrimonio tal situación”, indicó.
El pasado 22 de octubre, Michael Aulestia del Movimiento Ahora, objetó la candidatura de Rabascall por infringir el Código de la Democracia. De acuerdo con el denunciante, al ser accionista del Banco de Guayaquil, «participa de bienes en paraísos fiscales».
Telecomunicaciones a manos privadas
El banquero también se pronunció sobre la administración de las telecomunicaciones. A su criterio, el Estado debe regular las operaciones y la empresa privada administrar el servicio.
“Soy partidario de concesionar los servicios de telecomunicaciones. Creo que deberíamos de tener al menos un par de operadores más en el Ecuador para generar aún mayor competencia en este sector y así lograr mejor calidad de servicio y mejores precios”, expresó.
“Si el Estado mantiene la administración de CNT se vuelve juez y parte. Si queremos tener realmente un sistema ordenado con buen gobierno corporativo, el Estado regula y el sector privado brinda el servicio”, acotó.
CNT EP sigue en manos del Estado, sin embargo, empresas como la Refinería de Esmeraldas y el Banco del Pacífico atraviesa proceso de traspaso a la administración privada. En el caso del banco, la operación se lleva en el más absoluto sigilo, a pesar del pedido de la Asamblea de desclasificar el proceso.