Quito, 7 feb (La Calle). – “El vergonzoso papel del Gobierno de Moreno en el golpe de Estado en Bolivia debe investigarse con seriedad por la Asamblea, la Fiscalía y los medios de comunicación», expresó el diplomático Fernando Yépez Lasso en sus redes sociales.
El exvicecanciller también señaló que estos hechos no pueden quedar en impunidad, puesto que son contrarios a los principios de la política exterior ecuatoriana. Agregó que, a lo largo de la historia ecuatoriana, el país nunca apoyó un golpe de Estado.
Tampoco «contribuyó a la represión de un pueblo hermano, ni negó un permiso de sobrevuelo humanitario para salvar la vida de un jefe de Estado», puntualizó.
“Tan graves hechos no desaparecen por el silencio cómplice de algunas instituciones y de la prensa. Tampoco pueden examinarse con la perversa lógica del odio a Correa y los gobiernos progresistas”, escribió el exfuncionario.
Yépez Lasso considera que “se ha actuado en contra de la Constitución y ha afectado el prestigio de nuestro país”.
Evo, operación rescate
Yépez señala como investigación importante sobre este incidente al libro de Alfredo Serrano Mancilla. “Evo, operación Rescate” narra el presunto papel cumplido por el Gobierno ecuatoriano liderado por Moreno y su servil actitud.
Serrano Mancilla, según el portal Confirmado, fue testigo de primera línea y uno de los protagonistas de esta trama diplomática. El objetivo era salvaguardar la integridad del presidente boliviano Evo Morales y su vicepresidente, Álvaro García Linera, tras el golpe de estado de 2019.
Moreno y el Golpe de Estado
El Gobierno ecuatoriano, presidido por el entonces presidente Lenín Moreno (2017-2021) apoyó el golpe de Estado en Bolivia contra el entonces presidente de la región, Evo Morales, en noviembre de 2019, tras suscitarse los comicios en el país.
Moreno, junto con María Paula Romo, quien era ministra de Gobierno, prestaron armamento de guerra al régimen de facto que luego encabezó Jeanine Áñez, según medios de comunicación y testimonios de bolivianos.
El ministro boliviano de Gobierno, Eduardo del Castillo, dijo que el expresidente del Ecuador había facilitado munición de guerra y otros elementos de represión no letales al Gobierno de facto boliviano.
Esto lo confirmó la Policía Nacional ecuatoriana, en un informe para el agregado de defensa de la Embajada de Bolivia. La institución entregó más de 5000 granadas, 2000 proyectiles de largo y corto alcance. También se prestaron bombas lacrimógenas y balines.
Este material se prestó para la represión de diversos sectores que se manifestaron en contra del establecimiento del nuevo régimen.