¿Por qué se mantiene el clasismo en el país?
En Ecuador existe algo que es común en toda la América Andina que es la heterogeneidad cultural negativa, una categoría de un crítico literario peruano, Antonio Cornejo que se amplió en Ecuador por Agustín Cueva o Bolívar Echeverría. Ese concepto da cuenta de que existe una situación cultural diversa. Esa multiplicidad de culturas, pueblos indígenas, afroamericanos que fueron esclavos o procesos de colonización y migración europeos, es negativa.
Todos estos mundos culturales, especialmente indígenas y afroamericanos, son de los cuales escapamos y la cultura española, blanco-europea es a la que tratamos de acercarnos. Hay muchas estrategias de la vida cotidiana que empleamos para distanciarnos del mundo indígena y demostrar que tenemos cercanía con lo español. Las formas de vestir, de hablar, la música que escuchamos, todo eso pasa por estrategias de distinción.
¿ Hechos aislados en las últimas semanas tienen un mismo hilo conductor: un hombre atropelló a una vendedora ambulante y huyó, Santiago Gangotena habló de «longos cualquiera» ¿Quito vive todavía un clasismo latente? ¿Jamás nos deshicimos de eso?
Ambos sucesos expresan que esta realidad sigue vigente. Acercarnos todo el tiempo al mundo blanco europeo y de reprimir, denigrar al mundo indígena se expresa en la frase de Santiago Gangotena, lo que está imponiendo es una forma de relacionarse común en los mundos culturales más blancos. Es un clasismo que se entiende en la dimensión racial. Si hablas con el tú estás más cerca del mundo cultural español. Si usas el usted eres un «longo cualquiera» como dice él.
Aunque en el estricto sentido longo signifique joven es obvio que en su uso cotidiano se utiliza para referirse a las personas más cercanas al mundo cultural indígena. Allí hay clasismo y racismo que está latente.
No se expresa todo el tiempo sino en momentos específicos y se actualiza para mantener este orden del mundo, esa forma de clasificarnos socialmente. Esto nos va a seguir organizando como sociedad.
Por otra parte, los concejales han hablado de quiteños de bien ¿Por qué todavía tenemos esos conceptos en nuestro imaginario?
Cuando los concejales hablan de quiteños de bien se están refiriendo en realidad a las personas blancas, cercanas al mundo cultural europeo que tradicionalmente gobernaron la ciudad, el Municipio, las empresas públicas y también gobiernan las empresas privadas. Cuando hablan de que hay que ser “quiteños de bien” marcan una distinción con quienes no han sido las élites políticas que tradicionalmente gobernaron la ciudad y que son personas políticas plebeyas.
Esto también ocurrió con el ascenso de Lucio Gutiérrez, él decía junto a su cuñado Napoleón Villa que eran la cholocracia, los cholos al poder porque aunque era de derecha y tenía un discurso neoliberal las clases blancas de Quito no querían admitir que alguien más cercano al mundo indígena gobierne el país.
Con Yunda pasó lo mismo. En el caso de Augusto Barrera aunque decía tener un pensamiento distinto no dejaba de pertenecer a las clases medias letradas de Quito. Yunda, en cambio, es alguien que viene del sector rural de Chimborazo, no tiene un apellido patricio, ascendió de forma rápida con los medios de comunicación, no tenía relaciones con las élites quiteñas. Los “quiteños de bien” marca una diferencia con personas como Jorge Yunda.
El sociólogo también respondió si es posible eliminar el clasismo en nuestras acciones, escuche aquí su respuesta: