Por: Sebastián Tamayo Villarroel / @tamayo95se
La euforia electoral apremia las conversaciones interpersonales. Pese a ello, muy pocas tertulias discuten situaciones de fondo. Al parecer, la economía, educación, salud, entre otras similares, son temas relegados del debate público pues los memes y las cadenas de difusión (dark social media) configuran el espectro argumentativo de miles de ecuatorianos.
No resulta extraño observar a Alvarito retando a la Naturaleza o a Yaku abrazado a un peluche en tendencias. Y es que eventos de este tipo son los que imperan en las conversaciones de la gente en torno a las elecciones. Otro de los argumentos presidenciales que se inscribe en el dark social media es la condición de clase de los candidatos. Así, Álvaro es el rico, Lasso el banquero, Yaku el humilde y Arauz el clase media. Pero ¿Qué hay del plan de gobierno, los intereses y sectores que representa cada candidato?
El debate en la opinión pública se encuentra muy limitado. Por ejemplo no nos preguntamos qué pasará con el FMI si llegara Lasso, qué haría Noboa en materia laboral, qué pasaría si junto a Yaku el MPD vuelve a secuestrar la educación o qué hará Arauz con la dolarización. En definitiva, la sociedad líquida y la pereza informativa, inunda el espectro de opinión con argumentos buhoneros.
De allí que el candidato del meme es ese ente configurado en torno a premisas morales, condición social, expuestas en imagines sin sentido difundidas por las redes sociales. Y aunque no lo crean, este efecto impulsa la candidatura de Álvaro Noboa.
