Ecuador neoliberal: Del “monito emprendedor” al “vendedor de caramelos” | Editorial

Quito, 10 ene (La Calle).- Del proyecto neoliberal que Mahuad trazó para el Ecuador, allá a inicios de este siglo, poco parecía quedar en el repertorio de una derecha sin ideas y anquilosada en el ideal de hacer dinero fácil sobre la base de la explotación de sus trabajadores, del acaparamiento y acumulación, de la vulneración de derechos elementales, en fin.

Sin embargo, los herederos de ese modelo han sabido subsistir, solaparse y, lejos de mutar, volver con las mismas prácticas para encaramarse en el poder. Y, desde allí, aceitan la oxidada maquinaria neoliberal, que maquilla una vieja premisa repetida en las calles: hambrear al pueblo.

Lenín Moreno, ficha clave del neoliberalismo pueril practicado en el país, inició la tarea y allanó el camino con leyes, desbaratando el Estado, desertando de sus más elementales tareas y obligaciones. Cómo olvidar la pauperización de la vida de los ecuatorianos, que empezó en ese gobierno mucho antes de la torpeza de decir que el Ecuador está lleno de “monitos emprendedores”, niños que venden vasos de cola para ayudar con ingresos para sus familias.

Ha pasado tanto tiempo de aquello que parece inverosímil que semejante estupidez haya salido de la boca de un mandatario. Su ideario para el ecuatoriano promedio era convertirnos en vendedores ambulantes, sin beneficios y a merced del azar.

Lasso, heredero neoliberal

Guillermo Lasso ha demostrado ser el mejor heredero de lo peor de Moreno, tanto así que hasta ha llegado a superar los límites de la estulticia e ineptitud cuya vara su antecesor dejó penosamente alta.

Resulta pues que el banquero propone que los créditos al 1% que ha ofrecido sirvan para comprar galletas y caramelos. ¿Ese es el ideal de país que tiene? ¿En eso espera convertirnos? Nada de malo tendría, por supuesto, pero parece inverosímil que la política pública de un país se piense en términos de informalizar a la ciudadanía.

En el recuerdo de una parte del país, como si hubiese pasado hace mucho tiempo, como si de otro país se tratara, están las becas para estudiar afuera, cuando se hablaba y trabajaba por el cambio de la matriz productiva, se inauguraba una obra al día (no postes, sino sendos sistemas de riego, hidroeléctricas), había una imponente representración internacional

¡Qué lejano, qué imposible suena ahora ese país! Pero eso eligió la mayoría: es el riego de la democracia. Lo bueno de eso es que la democracia no solo se expresa en las urnas: siempre nos queda la calle. Siempre nos queda La Calle.

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