Por: Juan Carlos Cabezas / @liberjuan
Para el escritor azuayo Carlos Vásconez (Cuenca, 1977), el sistema político ecuatoriano está viciado. El autor de las “Músicas Secretas” hace votos para que de esta cuarentena salgan una serie de lectores, ojalá rigurosos.
Hoy son 43 años de la publicación de El Principito, ¿qué le evoca esta obra?
Es un libro maravilloso para cualquier edad, una obra espléndida. Antonie de Saint Exupery fue un genio, a mis hijos trato de motivarles a su lectura, pues deja muchas preguntas y enseñanzas. Hace poco vi una película en Netflix, sobre “El Principito”, que no me gustó mucho, pero es importante que siga tan presente en nuestras vidas.
¿Cómo ha vivido esta cuarentena?
Estoy acostumbrado a estar en casa. Me afecta por Guayaquil. No soy muy halagüeño al respecto, está claro que nos encontramos en un sistema político incorrecto, diría que está hasta viciado. Me ha hecho pensar mucho en la realidad del ser humano, en lo diferentes y extraños que podemos ser con nosotros mismos. Es una degradación moral y ética lo que acontece en el Ecuador. En mi caso la literatura y el arte me ayudan a sobrevivir. El escritor William Faulkner dijo en alguna ocasión: “nadie está preparado para una dosis muy fuerte de realidad” y eso ocurre, sufrimos una sobredosis de realidad sin salir de casa.
¿Le parece que la indisciplina de la población es la responsable de la expansión del virus?
Es parte de las causas. La indisciplina es natural al ser humano. En estos momentos, miles de vuelos cruzan sobre el espacio aéreo de Estados Unidos, cuando sobre Europa o Asia son muy escasos. Eso dice mucho de la gran potencia del mundo. En el plano local, resultaba inevitable que apareciera: el que falsifica los salvoconductos, el que sale hacer deporte, a hacer fiesta, a pasear al perro… Era inevitable…
¿Qué cambiará en el mundo luego del COVID 19?
No creo que vaya a cambiar radicalmente, Desmond Morris, un conocido escritor, calculó que luego de pocos meses (6 0 7) de una gran alegría o una gran tristeza el ser humano vuelve a ser el mismo. Espero equivocarme. De otro lado, luego de una crisis, lo primero que se hace es recortar los presupuestos de cultura y eso es lo que están haciendo los gobiernos centrales y locales. Se olvidan muy pronto la importancia que tuvo el cine y los libros, en especial, en cuarentena.
¿Cuál ha sido el rol de los artistas en este periodo?
Creo que el rol ha sido más de entretenimiento, sin embargo, no creo que de esa forma se sacie la necesidad estética del ser humano. El arte estimula la parte espiritual. Leer nos lleva a una realidad alterna, nos solidifica como personas, nos hace más fuertes. No importa si leemos algo trágico, la lectura nos ayudará a soportar los sufrimientos.
¿Las apelaciones a la lectura en este periodo son válidas?
Creo que si algo vamos a sacar de este periodo son lectores, ojalá rigurosos. Todo esfuerzo por propagar la belleza es rescatable. La literatura nos va metiendo en nosotros mismos y eso es vital para el ser humano.
¿Considera que las noticias distorsionadas o “Fake news” han impedido un acercamiento a la realidad de la epidemia en Ecuador?
Si te fijas todo en la vida son versiones, lo mismo ocurre con la historia. En Cuenca por ejemplo, el nombre de Abdón Calderón está vinculado a una serie de hechos heroicos y casi ninguno es cierto. Las “Fake News” son una versión moderna de los chismes de antaño, la moderna “radio del diablo” como decía mi abuela.
¿Qué cambió en la rutina de la familia cuencana en esta cuarentena?
En Cuenca, las familias y los amigos son muy cercanos. En mi caso, acostumbro ver a mis amigos una o dos veces a la semana. Sin embargo, el pueblo azuayo ha demostrado ser muy obediente. Creo, no obstante, existe mucha desconfianza del pueblo hacia el Gobierno y viceversa. Hay paranoia de ambos lados.