¡A darnos bala! – Opinión Omar Jaén Lynch

Omar Jaén Lynch, profesor universitario y periodista
Omar Jaén Lynch

Opinión.- En realidad la situación estaba tardando. Allá a finales de 2019 -cuando el coronavirus aún era una palabra lejana-, en Ecuador se barajaban nombres para las elecciones presidenciales de 2021. Sonaba Jaime Nebot, sonaba Otto Sonnenholzner, sonaba Marcela Aguiñaga y otros. Un sector de “líderes de opinión” especulaba (por no decir que ansiaba) que se postule un “Bolsonaro del Pacífico”, alguien de “mano dura” para “enrumbar el país”.

Analistas y periodistas clamaban por alguien que dé paso al porte de armas para acribillar a los delincuentes, que sea un reflejo del esperpento que ahora gobierna Brasil. A esto había que sumar que aún estos sectores olían sangre por las movilizaciones ciudadanas de octubre de 2019. No era casualidad que quienes pedían armas para todos eran los que llamaban “indios golpistas” a los que salieron a protestar en contra del gobierno de Lenín Moreno.

Luego llegó la pandemia y la muerte de miles de ecuatorianos ablandó a la opinión pública. Pero a puertas de las elecciones, resultaba obvio que el tema iba a resucitar.

Y tampoco sorprende identificar a quiénes abrazan la propuesta de armar a los civiles en Ecuador. La alianza Partido Social Cristiano y CREO se abalanzó a plantear una reforma en la Asamblea para regresar a la tenencia y porte de armas con el objetivo, supuestamente, de enfrentar a la inseguridad.

El anuncio se dio en rueda de prensa entre Jaime Nebot y Guillermo Lasso. El primero ya a estas alturas metido de lleno en la misión de revivir la postulación del banquero y el segundo en una nueva demostración de que quiere “socialcristianizarse” para evitar una tercera derrota consecutiva en las urnas.

Con este par de figuras nada es gratuito. Todos saben que la candidatura de Lasso enfrenta un momento crítico al estar estancado en las cifras ya por dos meses. Es más, los consultores y encuestadores concuerdan que Yaku Pérez gana terreno y que no es un disparate pensar en una segunda vuelta entre el “correísmo” y Pachakutik.

Es así que había que reaccionar de manera urgente.

En un Ecuador que sufre la peor crisis económica de su historia, en el que la pobreza se ha multiplicado, en el que el desempleo golpea a todas las familias, propone medidas extremas puede dar réditos.

Con su anuncio, Lasso y Nebot tienen dos objetivos. Primero reconquistar a parte de la extrema derecha ecuatoriana que no estaba viendo con buenos ojos algunas de las ofertas de campaña. Y qué mejor manera de coquetear con los fachos criollos que ofrecerles armas para que la bala zumbe por las calles y así acabar con la “escoria de la sociedad”.

Pero desde el búnker 6-21 también se pensó en la clase media, agobiada por la inseguridad. Y sí, puede ser que el anzuelo sea mordido por el electorado, pero eso no quita que hay que analizar el contexto del problema.

Resulta cómodo ofertar bala para solucionar la inseguridad, pero qué hay detrás de ese mal. Pues ni Nebot ni Lasso se atreven a afrontar un gravísimo error del que son partícipes.

La destrucción de la estructura del Estado

El gobierno de Lenín Moreno, por más de tres años y medio, se dedicó a desbaratar la estructura estatal que dejó Rafael Correa en 10 años de administración. Y más allá de las simpatías o desafectos que tenga por el exmandatario, es innegable que las bases de seguridad fueron de lo más destacable.

El odio pudo más que la razón. Moreno, su gavilla de ministros y sus aliados políticos (medios de comunicación, PSC y CREO, entre otros actores políticos) emprendieron el desmantelamiento del Estado hasta llevarlo a la actualidad famélica que todos padecemos.

El Gobierno eliminó primero el Ministerio de Justicia, luego fue el turno del Ministerio Coordinador de Seguridad. Posteriormente fusionó el Ministerio del Interior (el que se dedicaba íntegramente a la labor policial) con la Secretaría de la Política con el objetivo de darle todo el poder coercitivo a María Paula Romo. La ahora exministra -censurada y destituida por represora- vaya que aprovechó tener a la mano a la Policía Nacional y poder para sus “negociaciones” con la Asamblea.

Fue así como poco o nada le importó a la actual administración y sus compinches la seguridad ciudadana.

Ahora dos de los mayores cómplices del “morenato” aparecen como salvadores de la ciudadanía contra la delincuencia. Que no les sorprenda que de aquí hasta febrero también se dé la ayuda a medios de comunicación y “analistas” para reforzar la idea que necesitamos darnos bala entre todos para depurarnos como sociedad.

Espero que nuestra sociedad debata con seriedad esta propuesta de armarnos. Me gustaría que antes de ofrecerme darme bala en la calle, los candidatos me expliquen o den su opinión de cómo evitarán tanta desigualdad en el país, cómo recuperar el empleo que Moreno y sus aliados dinamitaron, cómo recuperar la confianza en el otro. No sé, quizás espero mucho de ciertos candidatos, pero no dejo de ser un iluso demócrata.

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