Quito, 16 feb (La Calle).- Una organización delictiva cobraba peaje de USD 500 para permitir que mineros ilegales extraigan oro en la comunidad Yutzupino, provincia de Napo.
Colectivos alertan de la grave situación por la minería ilegal en Napo.
Los mineros ilegales debían pagar este ‘peaje’ para extraer oro del lecho del río Jatunyaku, ubicado en esta comunidad. El ‘puesto de control’ que se encontraba al ingreso de las riberas del río cobraba USD 200 para introducir retroexcavadoras.
Para febrero de 2022 la ‘tarifa’ subió a USD 500, y también cobraban más ‘cuotas’ al permanecer en los márgenes del río o si pretendían ingresar nuevamente.
¿Cuánto ganaban?
Según cálculos de la Policía, los mineros ilegales extraían entre 15 y 35 gramos de oro en la localidad por día que se traducían en ingresos de hasta USD 1.750 diarios. Es decir, compradores llegaban al río y pagaban cerca de USD 40 por gramo. Esta suerte de cadena extractiva contaba con 700 mineros aproximadamente, pero, en total, la conformaban cerca de 2.000 personas.
Esta organización guarda similitud con el caso de minería ilegal en Buenos Aires, Imbabura, entre 2017 y 2019. Tanto en Imbabura como en Yutzupino hay grupos armados. Éste último se comunicaba por medio de radio, según el Ministerio de Gobierno.
Em ambos lugares, hay varias investigaciones por delitos asociados a la trata de personas, lavado de activos y violencia sexual.
Fiebre de oro amazónico
Desde octubre de 2021 habrían empezado estas actividades ilegales. Los mineros habían explotado 50 hectáreas de la concesión minera en Yutzupino, llamada Confluencia.
Según la Superintendencia de Compañías, el proyecto, que consta de más de mil hectáreas, está a cargo de la firma Terraearth Resources, la cual cuenta con dos accionistas de origen chino.
El Ministerio de Gobierno afirma que se consumía más de 6.000 galones de combustible en operaciones de retroexcavadoras y dragas. Además, se gastaban más de 8.000 galones de agua y se utilizaba de forma indiscrimininada el mercurio, químico altamente contaminante, que terminaba en el río.
Desde hace varios meses, los comuneros habían manifestado el descontento y rechazo hacia este tipo de actividades extractivas. Durante los operativos de intervención en la zona se registraron enfrentamientos entre mineros y miembros de las Fuerzas Armadas. No fue hasta el pasado 13 de febrero que las autoridades intervinieron totalmente el lugar y decomisaron numerosas maquinarias del lugar, mientras que muchos de los implicados huían.