Por: María Isabel Burbano / @rizossalvajes
Quito, 13 feb (La Calle). – La palabra huevos tiene una infinidad de significados, según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. El que me interesa para este texto es número cinco: m. vulg. testículo. U. m. en pl.
Los estudios de género nos han dado varias pistas para desentrañar los mitos y las verdades que el sistema pretende mantener a sangre y fuego ¿Cuántos de los caballeros que leen este artículo han utilizado esta palabra para describir a sus testículos? Imagino que la mayoría. Así mismo, una gran mayoría ha usado la palabra para describir la hombría como cualidad sine qua non del sexo masculino. “Tener huevos” es, para algunos hombres y mujeres, tener valentía. Un hombre sin huevos es, ergo, un hombre castrado, un cobarde.
Con el correr de los años este tipo de expresiones se han desmitificado. Estoy segura de que la valentía no tiene que ver con si tienes o no testículos sino con tu capacidad como ser humano para enfrentar las situaciones de la vida. Esas situaciones pueden ser tan cotidianas como ser el vendedor en un supermercado o ser el presidente de un país.
Lo que me lleva al problema de fondo. Esta semana en una visita a Balao, el presidente Guillermo Lasso le dijo al alcalde de Balao, Jonathan Molina, que se “desahueve”, que su cantón necesita el dragado del río urgente y que esto no pasaría si estuviera en el partido de Gobierno. Al parecer, en CREO todos tendrían “huevos” y en los demás partidos faltarían.
Las personas cercanas al círculo del presidente salieron en su defensa. Que esa palabra no es insulto, que es algo que todos los políticos deben hacer y otras excusas más. La palabra “desahuévese” lleva a connotaciones que no indignan a todos porque ya han interiorizado el término. Sin embargo, con sus declaraciones Lasso castró de una forma simbólica el poder que tiene el alcalde en su cantón. No solo le dijo que no hay dragado, sino que era su culpa por no ser valiente, por no ordenar. Este domingo, Molina dijo que ese trabajo es competencia de la prefectura.
No es la primera vez que escuchamos esta palabra como forma de demostrar poder en la política. “Yo no me ahuevo jamás”, decía el expresidente León Febres Cordero cuando estuvo en la alcaldía de Guayaquil. Jaime Nebot, su coideario también las ha utilizado para reclamar la poca decisión de otros políticos.
Algunos opinan que Lasso “muchacheó” al alcalde con sus expresiones. Eso también es usual en la política ecuatoriana. El que está arriba de la pirámide piensa que debe guiar a los que están debajo, porque ellos no tienen los suficientes “cojones” para manejar sus espacios de poder.
¿Debe indignarnos que Lasso le haya dicho “desahuévese” a un alcalde? Si, la tradición de infravalorar a los demás con esas palabras debe terminar. Nadie es más o menos “ahuevado”. No depende de los testículos sino de la calidad de ser humano que ejerce una dignidad de votación popular.
Por último, si hay que ser valientes, en el Gobierno del encuentro no es un requisito que todos cumplan. Los asesinatos en Guayaquil, la violencia que azota al país, el desempleo, la falta de medicinas, el aumento de la canasta básica son las muestras claras que el gabinete del presidente no sigue su ‘brillante’ consejo.