La tragedia de ser viejo, pobre y tener a Moreno de presidente (opinión)

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Por Kléver Paredes B. / Palabra Mayor Colectivo Ciudadano

El colmo del cinismo. De la indolencia, de la hipocresía, de la desvergüenza… Y aún así, faltan los calificativos. Un gobierno que pregonaba como eslogan “Toda una vida” ahora muestra su verdadera miseria humana con uno de los grupos etarios más vulnerado en sus derechos: las personas mayores.

No fue suficiente para este gobierno abandonarlos a su suerte, en plena pandemia, en los centros gerontológicos (asilos) o suspender los programas de atención estatal o limitar el acceso al servicio público de salud, a las unidades de cuidados intensivos, por el simple hecho de pensar que la vida de un joven vale más que la de un viejo. El mismo dis-crimen solapado que sucedió en varios países europeos.

Todo eso, no fue suficiente para este gobierno. Era necesario enrostrarles su condición social al momento de aplicar el supuesto plan de vacunación. Viejos y viejas de primera, de segunda y posiblemente de tercera, de acuerdo a lo que tienes en dinero, en propiedades, en abolengo. Dis-crimen sin precedentes en contra quien dio y sigue dando hasta la vida por sus familias y su país.

Cuanto silencio de un periodista que se solapó con decir que es parte del grupo vulnerable de personas mayores y ahora como siempre los mira bajo el hombro.

Cuanta corrupción que provoca nausea con tan solo oír las voces de cualquier alto funcionario de este gobierno. Y más esa forma del presidente de llamarlos «viejecitos» a quienes transitan su misma edad. Personas mayores, con Derechos, para su información y de sobra con más DIGNIDAD que todo el gobierno junto.

Le alcanzará a este gobierno para entender que la mayoría de ese 1 849 217 de personas mayores, que representan el 10,49% de la población total del Ecuador, son quienes salen a diario a las calles a buscarse la vida en el sector informal, sin las protecciones necesarias, sin música de fondo y con el miedo al contagio de compañero.

Les alcanzará a los candidatos presidenciales para comprender que tras el covid ya no se pueden hacer nuevas políticas públicas sin las personas mayores, que contemplen apoyos y cuidados de larga duración.

Nos alcanzará a nosotros como sociedad para reflexionar que nunca más debemos dejarles solos, que su realidad es el espejo de lo que podemos vivir mañana. Viejos, sí, pero con respeto y en sociedades pensadas para todos.