Luego de 5 meses de pandemia, el Ecuador se desliza en la desesperanza. La anhelada reactivación económica aún está lejos. Las medidas tomadas por el Ejecutivo llenaron las calles de comerciantes informales, algo que los ortodoxos denominan “emprendimiento”.
En el no país, según datos citados por Lenín Moreno, la reactivación se celebra con 56.000 empleos que descendieron a subempleo, efecto de la reducción de la jornada laboral. Otro elemento que destaca el presidente es la creación de 104 mil nuevos empleos cuánticos pues, en Ecuador las cifras muestran lo contrario.
Según los últimos datos publicados por el INEC, entre diciembre de 2019 y junio de 2020, el desempleo incrementó 9,5 puntos porcentuales. Es decir que, existen aproximadamente un millón de desempleados en el Ecuador.
Cantidad que corresponde al 13,3 % de la población económicamente activa. El subempleo se duplicó del 17,8 % en 2019, al 35,5 % en junio de 2020, y el empleo adecuado pasó de 38,8 %, a 16,7 % en la temporalidad ya anunciada.
Por tanto, la no reactivación económica comprende en regalar un par de casas a “los pobres”, sustituir el Código de Trabajo por la Ley “Humanitaria” y acordar con el FMI.
Si bien el endeudamiento es necesario para reactivar la economía en las condiciones actuales, los ecuatorianos nos preguntamos el destino de los fondos recaudados.
Los despidos del sector público continúan, la deuda a los educadores incrementa y el presupuesto de los becarios ha desaparecido. En el no país de Lenín Moreno, la sociedad de los emprendedores configura el modelo exitoso que se conforma de desempleados que se venden cosas entre ellos.