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15 de noviembre: Centanario de la masacre obrera en Guayaquil

Este martes 15 de noviembre se conmemoran 100 años de la movilización obrera, en Guayaquil, que terminó en la masacre más grande de la historia. Ecuador  atravesaba graves problemas económicos y sociales. Entre ellos, la crisis cacaotera, la variación en el precio del dólar, la pobreza elevada a su máximo nivel, cientos de trabajadores en la calle y las políticas de un Gobierno vinculado a los intereses de la banca.  

Desde esa época, el país estaba sumido en graves escenarios de explotación, como pésimas condiciones para trabajar, disminución de salario, sobrecarga en las horas de trabajo y no se reconocían los derechos laborales, comentó Mauricio Chiluisa, presidente de la FEUE.  “Las jornadas laborales iban más allá de 10 o 15 horas y por todas esas condiciones los obreros se levantaron”.

No todo se ejecutó de manera correcta dentro de la movilización, pues entre los objetivos de este levantamiento se infiltraron los intereses de los grupos acomodados, refirió Marcela Arellano, presidenta del FUT. “No hubo una autonomía de clases, los objetivos del movimiento de trabajadores no estuvieron claros”, señaló.

Solicitudes de los obreros en Guayaquil

Con el lema “pan, techo y un lugar digno para trabajar” los obreros en Guayaquil exigían el respeto a las ocho horas de jornada laboral, ocho horas de descanso, ocho horas recreación, incremento salarial, beneficios de ley y mejoras de condiciones laborales.

Arellano apuntó que solicitaban la creación de un documento que reconozca los derechos laborales, el acceso a salud y el respeto a los grupos sindicales como representantes de los trabajadores.

Papel de los medios de comunicación

Los medios tradicionales de ese entonces cumplían un solo rol, beneficiar a la oligarquía de la Costa y Sierra y encubrir los crímenes de Estado.

“Los grandes medios como El Comercio y El Universo buscaban minimizar lo que sucedía en las plantaciones de banano, caco y azúcar. Pretendían callar la voz de los trabajadores que exigían respeto a su condición laboral”, mencionó Chiluisa.

Para Arellano, los medios de comunicación y la Iglesia justificaron la masacre de cientos de ecuatorianos. “Ellos decían que la gente que murió estaba vinculada a delincuentes o vándalos, igual que ahora”, detalló.

Logros de la movilización

A partir de la movilización del 15 de noviembre de 1922, se reconoció la necesidad de los grupos sindicales, su organización y la importancia de una representación laboral. Según la presidenta del FUT, esta lucha es la expresión más alta de los trabajadores frente a la injusticia laboral y social.

“De allí tuvimos varias enseñanzas como organización. Entendemos que el movimiento de trabajadores no debe ser infiltrado por los intereses de otras clases, debe mantenerse la autonomía y la independencia de clase”, enfatizó.

Para Chiluisa, esta masacre se consagra como el “Bautizo de sangre del movimiento obrero”. Además, mostró los verdaderos intereses de un Gobierno que protegía los intereses de la banca y promovía la injusticia social y laboral. (N.J.C)