Ya que chucha: disidentes y herederos (opinión)

Por: Sebastián Tamayo Villarroel / @tamayo95se

Durante los últimos días observamos el protagonismo del famoso voto “ya que chucha”. Este término hace referencia a la intención de voto cargada de la clásica premisa de buscar al menos malo en el contexto de una sociedad que se siente defraudada por sus políticos. Alrededor de este concepto aparecen varias discusiones, entre las más importantes, encontramos a los disidentes, por una parte, y, por la otra, a los herederos.

Quienes ven frustrados sus intereses electorales en las urnas en reiteradas ocasiones, son los candidatos cuyo bastión electoral es el “ya que chucha” por tanto, en esta clasificación se encuentra no solo Álvaro Noboa, sino, también el principal disidente: Guillermo Lasso. En sus declaraciones afirmaba que “nadie le entrega el futuro de su vida al ya que chucha”, al referirse a la intención de voto de Noboa. De manera que podemos advertir y confirmar que los grupos económicos en el país también discuten y tienen divergencias. A pesar de que sus intereses y condiciones son similares, su ansia de acumulación compulsiva de capital, los hace disidentes.

Mientras tanto, los herederos del “ya que chucha” somos los ecuatorianos pues en lo que va del 2020, la clase política no nos deja otra opción. Observamos que el epitafio cotidiano, “más vale malo conocido que bueno por conocer”, no le resultó al Ecuador, sin embargo, continúa vigente.  Entre las opciones electorales, de cara al 2021, encontramos los mismos candidatos perdedores, los mismos apellidos, entonces ¿a quién elegimos? La representatividad política no importa porque todos son lo mismo, bajo el título de “acuerdo de gobernabilidad”, muchos pactaron con los peores gobiernos de la historia. En definitiva: ya que chucha.

El reto para enfrentar este sinsabor que nos llevamos los jóvenes, precisamente, es la participación. La frase retórica de que configuramos el futuro, nunca estuvo vigente pues somos el presente y, ahora más que nunca, el país pide a gritos un cambio generacional. Para el 2021, la decisión electoral de los jóvenes entre 16 y 29 años, configura el 40% del padrón. Si bien los políticos nos heredaron el “ya que chucha”, las condiciones nos exigen buscar representatividad y participación activa, para que nuestra herencia a las futuras generaciones no sea la misma.            

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