Quito, 21 may (La Calle).- A partir del 1 de junio de 2025, varios teléfonos móviles quedarán fuera de WhatsApp. La empresa ha decidido actualizar sus requisitos técnicos, lo que deja fuera del juego a millones de usuarios con sistemas operativos antiguos. Para algunos es una mejora tecnológica; para otros, una muestra más de cómo la obsolescencia programada nos empuja a desechar lo que todavía funciona.
Teléfonos con Android 5.0 o versiones anteriores y iPhones con iOS 12 o inferiores dejarán de ser compatibles con la aplicación de mensajería más usada del planeta. Modelos como el Samsung Galaxy S5, el Motorola Moto G de primera generación, o los iPhone 5 y 5c, se suman a la larga lista de equipos “inservibles” para los gigantes digitales.
¿Tecnología que avanza o mercado que obliga?
WhatsApp argumenta que estas decisiones garantizan mejor rendimiento, nuevas funciones y seguridad. Pero ¿qué pasa con quienes no tienen el dinero para cambiar de equipo cada dos años? ¿Cuánto de esta “incompatibilidad” es una necesidad técnica real y cuánto es parte del diseño de consumo acelerado?
La obsolescencia programada no es un mito: es una estrategia. Se trata de producir aparatos con fecha de caducidad incorporada. El software avanza más rápido que el hardware y, sin actualizaciones, el usuario queda atrapado. O se adapta al nuevo modelo, o se queda incomunicado. Literalmente.
Una decisión que golpea a los usuarios de WhatsApp más vulnerables
En muchas partes del mundo, especialmente en países del sur global, estos dispositivos siguen en uso cotidiano. Para trabajadores, estudiantes y personas mayores, cambiar de teléfono no es una decisión simple: es una carga económica. Dejar sin acceso a una herramienta de comunicación esencial, como WhatsApp, los margina digitalmente.
Y no es solo una cuestión de mensajería. Perder WhatsApp implica quedarse sin acceso a grupos de trabajo, avisos escolares, alertas familiares, ventas, promociones o incluso sistemas de verificación.
¿Y la seguridad de WhatsApp?
WhatsApp también advierte que los equipos desactualizados dejan de recibir parches de seguridad. Lo irónico es que muchos de estos modelos fueron lanzados cuando los escándalos de filtración de datos aún no eran pan de cada día. ¿La privacidad se garantiza borrando al usuario?
Comprar, desechar, repetir
La industria tecnológica sigue marcando el ritmo: actualiza, exige, descarta. Y nosotros, corriendo detrás, con el bolsillo agujereado y un nuevo “dispositivo indispensable” en la lista de compras.
Mientras tanto, miles de celulares aún funcionales terminarán en la basura electrónica. Porque WhatsApp —una aplicación gratuita— decidió que ya no son suficientes.
¿Progreso o exclusión?