Es realmente bochornoso, intolerable e inconcebible cómo nos avergüenza frente al mundo el gobierno de Daniel Noboa con actos repudiables bajo cualquier lógica y sentido común. Un gobierno que transgrede todas las normas, las convenciones internacionales e irrumpe por la fuerza en una embajada (léase territorio extranjero en donde rige el orden jurídico de ese país) con un comando policial para secuestrar a un exvicepresidente que se encuentra protegido por la ley del asilo y bajo las normas de este, es un país cavernícola en donde el garrote prima sobre cualquier neurona. Ni Hitler durante la nefasta época del holocausto judío, ni Pinochet con sus manos ensangrentadas, ni Franco durante la guerra civil española, se atrevieron a tanto. Estas acciones solo pueden ser explicadas bajo las leyes de la barbarie y de la selva y en el marco de un pensamiento irracional y fascista al que solo lo mueve el odio. Una conducta nefasta que aísla al país en el concierto de las naciones civilizadas y lo convierten en un paria señalado con el dedo por las democracias del mundo. Además siendo la base de las relaciones diplomática la reciprocidad, colocan a nuestro país en situación de vulnerabilidad, puesto que cualquiera de nuestras embajadas podría ser objeto de un ataque similar.
El desgarrador video del asalto a la embajada mexicana en Quito que recorre el mundo es una muestra de lo torpe, ignorante y falaz que pueden ser estas medidas extremas. Muestra a un embajador (e) y representante de un país hermano, ofendido, agredido y golpeado en el suelo por la fuerza pública, implorando desesperado por el respeto al honor de su país, que no logra explicarse tal sinsentido, el cómo y porqué puede haber ocurrido lo impensable. En ninguna parte del mundo se viola una sede diplomática, peor se atenta contra la dignidad del personal, llegando al extremo –como pasó– de agredir físicamente al jefe de misión, señor Roberto Canseco, cuya integridad tenía la obligación de respetar y defender el país receptor, tampoco se puede en el interior de la embajada secuestrar ni apresar persona alguna, sin permiso del jefe de la misión puesto que es un territorio extraterritorial seguro de acuerdo a la Convención de Viena y por lo tanto impera las leyes de ese país. Ni Gran Bretaña con toda su influencia y poderío geopolítico se atrevió a tanto y cuando irrumpió en la embajada ecuatoriana en Londres para sacar a Assange fue porque el expresidente Lenin, en una de sus mas nefastas acciones, personalmente lo solicitó.
Lo más doloroso es que la inexperiencia y la poca sensibilidad con el pueblo ecuatoriano del multimillonario presidente Noboa con los pobres del Ecuador, es que no mide las consecuencias. El presidente Noboa quien busca desaforadamente los votos que refrenden una dudosa popularidad en la consulta del 21 de abril, con estas ilegales y precipitadas acciones le causa un grave daño a los miles de migrantes ecuatorianos pauperizados que pasan por México expulsados y desesperados ante un país que no les ofrece las más mínimas condiciones de vida; a los cientos de ecuatorianos que estudian en las universidades mexicanas, a los miles de compatriotas que viven en esas tierras y al comercio y a las exportaciones e inversiones entre ambos países. Con estas reprochables acciones el presidente Noboa nos muestra que le tiene sin cuidado los pobres del Ecuador.
En las relaciones internacional prima el concepto de reciprocidad y solidaridad.
Ningún país que habite en el mundo civilizado puede avalar estas acciones del gobierno del presidente Noboa, hasta el libertario Milei, adalid de los neoliberales, se ha unido a la condena mundial del asalto de la embajada de México por fuerzas militares del Ecuador.
Dentro de la justicia selectiva que impera en nuestro país debería perseguirse también a todos los integrantes de las bandas de cuello blanco que operaron en los casos llamados León de Troya, Operación Danubio, Ina Paper y tantas otras que han quedado en la impunidad y cuyas nefastas acciones las conoce, vive y sufre el pueblo ecuatoriano sometido a una pobreza creciente por una política económica que solo favorece a una élite privilegiada.
En apenas 4 meses el presidente Noboa ha encarecido notablemente la vida de los ecuatorianos, elevado el IVA del 12 al 15%, se le fugaron narcos como Fito y Colon Pico, el país ha visto que los crímenes y violencia han aumentado en forma creciente pese a los estados de excepción, y en la próxima consulta del 21 de abril se apresta a degradar y precarizar la vida de los trabajadores con el contrato por horas.
Esta violación flagrante al derecho internacional nos conduce en picada al deterioro de las buenas relaciones entre países tradicionalmente amigos, a la desaparición de la cooperación en ámbitos de comercio, seguridad y movilidad humana, a la desconfianza y hostilidad mutua.
Este gravísimo error, fruto de la inexperiencia, politiquería y mala fe, demostró fehacientemente ante la faz pública internacional que el expresidente Jorge Glas es un perseguido político.
Por favor, presidente Noboa antes de actuar piense más en el país y menos en su ego.