«Un Muerto Encierras»: entre el desamor y el absurdo de existir

¡Ay el desamor! ¡Saludos, mi querido amigo lector, politólogo de Facebook y filósofo de bares de esquina! Una nueva semana, un nuevo artículo. Y tranquilo, que esta semana sí hay Rompecabezas, pero quiero que este jueves cultural se convierta en una costumbre para nuestro medio de comunicación.

En esta ocasión te quiero invitar a navegar por este mar de palabras que Ismael Serrano nos ha arrojado, en el que dos almas se ahogan en su propio pantano emocional.

¿Acaso no es el amor, ese fenómeno que todos buscan pero que pocos entienden realmente? ¿Ese que nos atrapa en sus laberintos y nos hace danzar entre la pasión y el tedio?

¿Por qué, te preguntarás, embarcarse en un naufragio de desamor? Bueno, es el pan nuestro de cada día. Y es más entretenido que seguir analizando el tema electoral o leer el último libro de autoayuda que compraste, admitámoslo.

Así que sumérgete conmigo en esta canción de Ismael Serrano y descubre un espejo de nuestra tragicómica existencia.

Ismael Serrano – Un Muerto Encierras (Lyric Video)

Volar y caer en la rutina: La eterna paradoja de ese monstruo llamado aburrimiento

El Principito nos decía: «Lo esencial es invisible a los ojos» (me imagino que sí lo leíste alguna vez). Pero, ¡vaya! Con el tiempo, incluso lo esencial parece opacarse. La canción nos lleva a la escena de madrugada encerrados en un coche, en una calle sin luz, una calle sin nombre, donde dos amantes se descubren atrapados en el bucle eterno del «ya te he visto desnudo demasiadas veces». ¿Y ahora qué?

Ahí están los amantes, en la canción, soñando con atar bandadas de gorriones a sus muñecas, pero encerrados en ese coche, que no es más que el vehículo de su propia desdicha. Su vida estancada, su rutina monótona, es ese automóvil sin gasolina, batería ni GPS. ¿Quién no ha sentido eso alguna vez? A ver, si no, ven y dímelo, que te invitaré un café solo para que me mientas en la cara.

Pero bueno, como buenos humanos que somos, cortamos las cuerdas y caemos al abismo de la rutina. ¡Bravo por nosotros! Como si no pudiéramos resistirnos a una caída libre después de un corto vuelo.

Mentiras Cotidianas: ¿Soñar o Despertar?

Entonces viene la propuesta del escape, nuevamente evocando al «Principito». Ismael Serrano nos sugiere atar bandadas de gorriones a nuestras muñecas para huir lejos de aquí a otro planeta. Pero, ¡oh sorpresa!, ni con un ejército de gorriones logramos abandonar nuestras ataduras. Porque el miedo, ese maldito entrometido, siempre vuelve. El miedo a lo desconocido, a la soledad, a cambiar el canal de TV y descubrir que, pese a todo, todos los programas son igual de malos. ¡Qué irónico! Buscamos paisajes lejanos, soñando con el oasis, pero terminamos en el mismo sofá, mirando el mismo programa de talentos o de cocina.

Aunque podrías intentar escuchar Rompecabezas. Su música y poesía nos invitan a salir de la caverna de Platón.

El Verdadero Fantasma: El Miedo

He conocido muchas mentiras en mi vida, algunas incluso han salido de mi propia boca, para qué te voy a mentir. Pero la canción nos da un ejemplo crudo: manos llenas de falsedades y ojos que pasan de ser eclipses a convertirse en pozos oscuros. ¿Por qué nos mentimos? ¿Por miedo? ¿Por conveniencia? O tal vez, en un intento patético de prolongar lo que ya está muerto. Y sí, te estoy mirando a ti, último pedazo de tarta en el refrigerador.

Y aquí, querido masoquista del amor, llegamos al meollo. Decidimos cortar esas cuerdas, ya no de los gorriones, sino de nuestros propios sueños. Y nos convertimos en los espectros que siempre hemos sido, arrastrando cadenas, sonrisas de plástico y recuerdos de amores que ahora parecen chistes mal contados. El desamor, en toda su gloria despechada, se convierte en el epítome del absurdo existencial. ¿No es hermosamente trágico?

Somos seres que anhelan. Aun en medio del desamor, del desencanto, gritamos al viento «no te vayas nunca», “yo también te quiero”. Pero, ¿qué es realmente lo que no queremos que se vaya? ¿El amor? ¿La compañía? ¿O es el miedo a la soledad? Ese miedo que nos paraliza y nos hace conformarnos con menos. ¡Maldita sea! Si Aristóteles estuviera aquí, se tomaría un café conmigo (porque licor no puedo) y discutiríamos esto toda la noche.

Una Sonrisa de Látex: Porque Todo Buen Delirio Tiene Uno

Al final, todos nos escondemos detrás de sonrisas pegadas con imperdibles o “Brujita”, ¿verdad? Porque, después de todo, ¿quién quiere admitir que está roto? «Un Muerto Encierras» no es solo una oda al desamor o a la rutina. Es una mirada al espejo del alma humana, ese reflejo que a menudo evitamos porque nos recuerda que estamos hechos de contradicciones, miedos y sueños rotos.

Pero aquí hay una reflexión final, mi querido amigo lector: en la autenticidad yace la verdadera belleza. Así que, por una vez, déjate llevar, sé vulnerable y, quizás, solo quizás, descubrirás que la vida, con todos sus altibajos, merece ser vivida con pasión.

Así que la próxima vez que sientas que estás encerrado en ese coche, estancado en una calle sin nombre, recuerda: siempre hay un gorrión esperando ser atado para llevarte a otro planeta, y un Principito dentro de ti listo para volar. Solo tienes que atreverte. Y si no lo haces, al menos ponte una buena canción de fondo. La vida es demasiado corta para malas melodías.

Ahora, te dejo con una tarea: vive, ama, equivócate (como cuando votas), ríe y, sobre todo, cuestiona, olvídate del desamor. Porque, como decía un viejo filósofo, «una vida que no se cuestiona, no merece ser vivida.»

DP

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