Trump, Biden, la guerra y lo que nos queda – Opinión

Felipe Ogaz Oviedo
Felipe Ogaz Oviedo

En su origen mismo como actor político, Donald Trump usa el discurso del “Great Again”, que hay caos y crisis, que se necesita un líder fuerte que “ponga orden” y que conduzca hacia el retorno de un “pasado mejor” y no hacia una posible transformación. Muchos pueblos ignorantes y desesperados reaccionan a esa clase de mensajes, ejemplos sobran.

EE.UU. se ha consolidado como una nación great a través de la guerras que ha promovido y en las que se ha involucrado, al interior y al exterior de sus fronteras: Independencia S. XVIII, Secesión S. XIX, dos guerras mundiales y una veintena de invasiones en el S. XX, más la Guerra Fría y su inversión militar. Seguimos contando en el S. XXI.

Actualmente posee el ejército más grande y mejor entrenado que el mundo haya visto jamás. La variación de no hacer guerra —aunque mandó a matar a un general en Irak— le reconocemos al delincuente Trump, quien intentó demasiadas veces romper con la mafia industrial, de las armas y los medios que controla EE.UU. desde finales de la Segunda Guerra Mundial (quizás antes), en pos de afianzar su modelo autoritario, racista y centralista. Eso explica la furia con la que el establishment, incluido Hollywood, reaccionan contra él. Es un proyecto autoritario y en solitario porque en su afán paranoico por el poder acaba solo, sin estructura organizada.

El sistema liberal norteamericano está podrido desde adentro hacia afuera y eso nos exige no abandonar en ningún momento la solidaridad internacionalista con un pueblo que se levanta frente a crueles formas de opresión. La consciencia del desastre; sin embargo, no puede justificar la salida en desesperación del status quo a través de un criminal como Trump y su grotesco proyecto político. Recordemos también que la receta de Demócratas y Republicanos ortodoxos ha sido y será colocar el conflicto afuera de sus fronteras.

Quedan de este proceso

La tristeza de ver a gran cantidad de afronorteamericanos votando por el proyecto racista de Trump, a una gran cantidad de emigrantes «latinos» votando para cerrar y proteger las fronteras, a una cantidad inmensa de mujeres norteamericanas votando por un imaginario misógino de orden. Es gracias a todos esos discursos y más (armas, religión, etc.) que Donald pudo ser Presidente. Pero también y considerando que hay que criticar con fuerza la arrogancia clásica de la izquierda, quedan movimientos sociales fortalecidos y causas que podrían poner varias veces contra la pared al nuevo títere de Casa Blanca.

Felipe Ogaz Oviedo

Antropólogo por la Universidad Salesiana, Historiador en ciernes por FLACSO, Presidente de la #InciativaAntitaurina, fundador del desaparecido colectivo Diabluma, fundador y miembro del Movimiento Animalista Nacional y de Acción Jurídica Popular. Padre, Ciclista, Vegetariano, promotor del uso y creación de #SoftwareLibre. Participa en el Colectivo #Anula.

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