Quito, 12 abr (La Calle).- La Policía Nacional detuvo a tres personas sospechosas de la desaparición y asesinato del taxista Norman Báez Armas, hallado el martes 11 de abril en una casa abandonada cerca de la Autopista General Rumiñahui en el Valle de Los Chillos.
El ciudadano, que se desempeñaba como taxista, desapareció el pasado domingo 9 de abril, cuando salió a laborar aproximadamente a las 19h00. Luego fue reportado como desaparecido.
Según el testimonio de familiares, Norman salió a realizar unas carreras bajo el servicio de pedido por aplicaciones. Las horas transcurrían y ante su ausencia, la preocupación surgió. El padre de familia fue imposible de contactar luego de las 22h24, tiempo de su última conexión en la plataforma WhatsApp.
El 11 de abril, el cuerpo de Norman Báez fue encontrado en el sector Puengasí, en el Valle de Los Chillos. Según expresó la Policía, el cadáver del hombre de 52 años presentaba heridas de armas cortopunzantes y con las extremidades maniatadas.
El Comandante de la Zona 9 del DMQ, Víctor Herrera, explicó para medios de comunicación que en 48 horas detuvieron a tres sospechosos, uno de ellos colombiano, al sur de la ciudad. Dos fueron aprehendidos en Quito y uno en Guaranda, provincia de Bolívar.
Las autoridades sostienen que ellos fueron los autores del crimen y estarían involucrados en otros delitos. La hipótesis de los uniformados es que se trataría de una banda dedicada al robo de vehículos. También agregaron que el objetivo fue robar el vehículo del ciudadano, el cual no ha sido recuperado hasta el momento.
La Policía descartó que se trató de un secuestro extorsivo. “Aquí no existió ningún tipo de extorsión. La motivación fue el robo del vehículo y al no dejarse robar (por las evidencias de forcejeo) fue víctima de asesinato”, dijo Iván Naranjo, servidor de la Dirección de Muertes Violentas (Dinased).
El hermano de Báez también fue víctima de la delincuencia
César Oswaldo Báez Guzmán, de 56 años, hermano de Norman, murió hace nueve meses durante un asalto. El hombre también trabajaba como taxista. Los implicados en el ataque se valieron de escopolamina para neutralizarlo.
Familiares y amigos de los fallecidos lamentan que la ola de inseguridad vulnere el derecho al trabajo, especialmente el de aquellos que se dedican el negocio del transporte.