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Toque de queda en Guayaquil: la seguridad militarizada que encierra tus derechos

Quito, 11 jun (La Calle).- El presidente Daniel Noboa extendió ayer, 10 de junio, el estado de excepción por 30 días, que incluye toque de queda nocturno en partes de Guayaquil, Durán y Balao, como respuesta a una reciente ola de violencia, incluyendo la masacre en Pascuales donde fueron asesinadas cinco personas. Esta medida suspende derechos fundamentales como la libertad de tránsito, la inviolabilidad del domicilio y de la correspondencia.


🔒 ¿Qué áreas están bajo toque de queda?

Desde las 22:00 h hasta las 05:00 h, la movilidad está prohibida en:

En otras zonas del Distrito Metropolitano de Quito NO hay toque de queda, aunque sí permanece el estado de excepción.


⚠️ Suspensión de derechos sin espacio para el diálogo

Además del toque de queda, el decreto faculta allanamientos sin orden judicial, requisas y supervisión de comunicaciones personales. Si bien la emergencia se legitima por los ataques criminales, organizaciones como Human Rights Watch y la Alianza por los Derechos Humanos han advertido que declarar un “conflicto armado interno” sin marco legal sólido abre la puerta a violaciones sistemáticas a los derechos civiles.


🤔 Reflexión crítica: seguridad con control o ciudadanía en jaque?

El discurso oficial es claro: se trata de proteger vidas tras una escalada del terror organizado. En esta operación conjunta se habrían decomisado 5 000 armas y arrestado a más de 6 000 personas. Pero el problema no solo es combatir el crimen: es cómo se regula ese combate.

El toque de queda encierra a personas inocentes, limita el derecho a la protesta, y pone bajo sospecha a poblaciones enteras que ya cargan con problemas estructurales como pobreza, falta de oportunidades y militarización cotidiana. ¿Quién fiscaliza el uso discrecional de estas facultades? ¿Hay contrapesos institucionales o solo represión administrativa?


🛠️ Lo que deberíamos exigir


✊ Reflexión final

El toque de queda puede ser una medida puntual válida, pero no puede convertirse en un patrón: estilo urbano, militarizado y restrictivo, que ahoga la vida, el trabajo, la cultura nocturna y la resistencia social. La seguridad ecuatoriana merece instituciones fuertes, eficientes y democráticas, no ciudadanos encerrados por el miedo. El combate al crimen organizado no se gana suspendiendo derechos, sino fortaleciendo derechos: justicia, dignidad y participación.

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