Surge otro testimonio de presunta violación en el Ejército

Quito, 5 jun (La Calle).- Una de las víctimas de presunta violación en la lll División del Ejercito «Tarqui», en Cuenca, contó lo que le sucedió. La joven no está segura de cuántos hombres la violentaron.

Daniela*, la mujer conscripto denunció que fue ultrajada dos veces por compañeros de la misma institución. Según la afectada, la subteniente Ramos* le brindó a la afectada una bebida que la drogó.

«Tengo secuelas de la violación, me duele la ingle al caminar, no puedo dormir, tengo pesadillas por las noches, lloro cada vez que recuerdo lo que me pasó. (…) Hoy me pregunto, si al drogarme solo me violó uno o cuántos más lo hicieron para lastimarme tanto”, dijo para Radio Pichincha.

La joven fue defendida por un abogado de la institución, quien le pidió en reiteradas ocasiones que quite la demanda y que acepte el dinero. Además, mencionó que el sujeto le decía que no le conviene que se haga público este suceso porque algún día se casará y «nadie se casaría con una mujer que fue violada«.

La primera ocasión

En diciembre de 2022, Daniela fue abusada por primera vez, el suceso se dio tras un programa de la brigada. En la narración de la conscripto, la subteniente Ramos le dio un vaso con agua que la puso muy alegre.

A la media noche, la superior la subió a un auto plomo en el que siguieron bebiendo hasta llegar a una discoteca. En ese lugar la subteniente con la cabo Guerra* y una soldado Sanchez* le dieron otro vaso con licor. Ese fue su último recuerdo.

Daniela manifestó que perdió el conocimiento y cuando despertó ya estaba desnuda en una habitación que no era del batallón. Con un fuerte dolor y sangrado de sus partes íntimas fue obligada a hacer silencio para más tarde ser llevada de vuelta al distrito militar.

Al otro día, compañeras de Daniela le exigieron que no «fuera sapa» con los superiores.

La segunda

El 6 de marzo de 2023, Daniela fue llevada por Ramos a un hostal de Cuenca, al que al inicio no quiso ingresar. Sin embargo, la subteniente le dijo: «ya estás aquí, entra y no mires atrás».

En esta ocasión, la víctima no aceptó las bebidas que su superior le brindaba por miedo a que se repita lo de diciembre del año anterior. No obstante, accedió a un vaso que le brindó una de sus compañeras, este pequeño trago la empezó a marear de inmediato.

Antes de perder la noción de lo que sucedía, envió audios y mensajes de ayuda a la subteniente Pérez (otra víctima que denunció el presunto caso de violación en esta institución). Asimismo, le envió su ubicación. El último recuerdo de Daniela es ver al subteniente Encalada* sacarle la ropa.

Cuando Pérez llegó al lugar encontró a Daniela inconsciente. La ayudó y la llevó de regreso al plantel. Al pasar la noche, la joven empezó a sentir un fuerte dolor en la ingle y a tener un fuerte flujo vaginal.

El modus operandi de la subteniente

La subteniente Ramos se encargaba de los permisos para sacar a las conscriptas. Asimismo, fue la que en las dos ocasiones llevó a Daniela fuera del plantel. La víctima aseguró que ella fue la que le daba las bebidas con algo dentro.

«Confié en ellos porque son militares y pensé que estaría protegida junto a ellos», terminó la entrevista con Radio Pichincha. (DCJ)

*Nombres protegidos

militares
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