Quito, 6 de julio (La Calle)._ Nacido en Cuenca en 1984, es un artista ecuatoriano que ha roto todas las barreras con su talento.
Desde muy pequeño, aprendió a pintar con la boca debido a una condición congénita que le impide mover los brazos. Hoy, su obra ha cruzado fronteras y es reconocida por su estilo hiperrealista y su impresionante nivel de detalle.
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Un camino de esfuerzo y pasión
A los 5 años ya dibujaba con la boca, y con el tiempo fue perfeccionando su técnica.
A los 19 obtuvo una beca para recibir formación artística, y desde entonces ha trabajado con acrílicos y óleos para representar escenas típicas de la vida cuencana: paisajes, mercados, tradiciones y rostros que reflejan el alma de su ciudad.
Sus cuadros no solo han sido admirados en Ecuador, también han sido expuestos en Francia, Italia, Alemania y Corea del Sur.
En 2016, fue galardonado con una medalla de excelencia en Francia y recibió una mención honorífica en Corea, consolidando su prestigio internacional.
Un referente de superación e inclusión
Santiago es mucho más que un pintor talentoso. Su historia es un ejemplo de resiliencia, disciplina y amor por el arte. Demuestra que las limitaciones físicas no son un impedimento para alcanzar metas grandes.
Tuit de Dirección de Cultura de Cuenca:
Finalmente, él se ha convertido en un orgullo ecuatoriano.
A través de su arte, no solo muestra paisajes hermosos y tradiciones locales, sino también una historia de vida que emociona y enseña. Con cada pincelada hecha con la boca, nos recuerda que el talento no tiene límites.