La emergencia sanitaria vuelve a poner en vilo a todos los ecuatorianos y mucho más con un Gobierno indolente, inoperante e inútil. Lenín Moreno y sus ministros vuelven a demostrar que no están a la altura para administrar la cosa pública.
Vivimos en medio de una pandemia que hace colapsar al sistema de salud, vemos a miles de personas que se contagian a diario y otros cientos fallecen en sus casas o en los pasillos de los hospitales. El Gobierno no logra dar respuestas oportunas y adecuadas para mitigar el número de contagios o para que las casas de salud no colapsen y puedan atender de forma efectiva a los pacientes.
Las circunstancias coyunturales demandan liderazgo, certezas y, sobre todo, sentido humano y sentido común, carencias evidentes en este Gobierno que durante tres años y 11 meses lo único que ha hecho es desbaratar la poca institucionalidad que había en esta banana republic.
La indolencia e inoperancia de esta administración gubernamental es tal que los médicos siguen pidiendo a gritos que les entreguen insumos de bioseguridad para protegerse mientras realizan su ardua labor. También demandan la adquisición de insumos médicos básicos para atender a los pacientes contagiados con la COVID-19.
A esta triste realidad se suma la falta de medicamentos para pacientes oncológicos que deben cumplir con un tratamiento riguroso para salvar sus vidas.
En resumidas cuentas, el Gobierno de Lenín Moreno nos dice a todos los ecuatorianos sálvese quien pueda. Sin lugar a dudas, los que correrán con mejor suerte son aquellos que se saltan la fila para obtener una vacuna, aquellos que tienen la posibilidad de acceder a una clínica privada y aquellos que pueden confinarse sin pasar hambre o sin tener que preocuparse de obtener ingresos para pagar el arriendo y los servicios básicos.