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Saludos en tiempos de Covid-19

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Quito, 30 abr (La Calle).- La forma de saludar dando la mano y en caso de tener más confianza, un beso cambiará por la pandemia del Covid-19. En Francia, los besos se prohibieron y en otros países también estrechar manos para finalizar un contrato

Pero ¿se han preguntado de donde viene esa costumbre? Aquí les contamos sobre el origen de estos saludos.

Dar la mano

El saludo de mano empezó en las primeras civilizaciones como un gesto de paz, dice en un artículo la National Geographic. Cuando dos viajeros o campesinos griegos se encontraban en el camino sacaban sus dagas y se miraban pro unos momentos. Después de cerciorarse que no iban a hacerse daño se apretaban las muñecas fuertemente.

De igual forma los romanos, se apretaban las manos si se encontraban en el Foro, el Senado o una celebración. 

Pero la idea moderna del saludo vino siglos después. En el siglo XIX, en Estados Unidos estrechar las manos fue un modo de saludarse impulsado por los cuáqueros (una comunidad religiosa fundada en Inglaterra en el siglo XVII). 

Los cuáqueros pensaban que era una forma de saludo más “democrática” que hacer una reverencia o descubrirse la cabeza. De esta forma eliminaban las jerarquías. Una forma que se mantiene hasta nuestros días.

Los besos

Besarse aunque sea en la mejilla es un gesto más intimo que dar la mano y en algunos países se practica entre desconocidos. Esta práctica ya la utilizaban los romanos que distinguían tres tipos de besos.

El osculum o beso en la mejilla para los amigos, el basium o beso en los labios para el esposo/a y el suavem o beso entre amantes. Después, los cristianos incorporaron ese gesto y apareció en las ceremonías religiosas. En su Epístola a los romanos, San Pablo recomendaba “saludarse con un beso sagrado”. 

El beso en el Medioevo se daba para sellar acuerdo y como signo de fidelidad. La práctica se dejó durante el brote de Peste Negra y no se retomó hasta 1789 con la Revolución Francesa. 

En 1929, la enfermera Leila Given escribió un artículo donde explicaba que darse la mano transportaba bacterias de una persona a otra. Recomendó la costumbre china de saludarse estrechando la propia mano.Por otro lado y según Val Curtis, de la Facultad de Higiene y Medicina Tropical de Londres, este gesto puede significar que le tenemos tanta confianza a la persona para depositar nuestro gérmenes en ella. Por el momento, hay que mantener la confianza sin recurrir a estos saludos.