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Rosángela Adoum y los tejidos del poder (Opinión)

El poder no se lo muestra, se lo ejerce. Esta máxima encaja a la perfección en el papel que ha ejercido Rosángela Adoum en el Ecuador.
Por Marco Guzmán

El poder no se lo muestra, se lo ejerce. Esta máxima encaja a la perfección en el papel que ha ejercido durante años recientes Rosángela Adoum en el Ecuador.

Antropóloga sin títulos e investigadora de escasas páginas. Fue a partir del gobierno de Jamil Mahuad, en la segunda mitad de la década de 1990, un rostro visible y cercano a varios y poderosos actores del país.

Mujer de recursos intelectuales, relaciones sociales, capacidad de muñequeo y tranza, es el verdadero eje detrás de sillón en Carondelet.

¿Quién es Rosángela Adoum?

Rosángela es nieta de uno de los masones más respetados de América del Sur: Jorge Elías Adoum, “El Mago Jefa”, libanés de origen. Jorge Elías fue un reverenciado naturópata, con amplios conocimientos sobre artes mágicas y filosofía antigua. En su libro “Nociones Fundamentales de Endocrinología y Criminología”, el V.M. Samael Aun Weor (uno de los principales referentes del gnosticismo moderno) se refiere a él como “insigne escritor gnóstico” y “gran maestro de Misterios Mayores de la Logia Blanca”.

Su hijo, Jorge Enrique Adoum, fue un militante y escritor de izquierda, cuya actividad principal se desarrolló entre las décadas de 1960 y 1970. Adoum hijo fue amigo de Benjamín Carrión, Oswaldo Guayasamín y otros artistas e intelectuales comunistas y socialistas, admiradores y defensores de la Revolución Cubana, de la Unión Soviética y principalmente de la República Popular China, donde Adoum vivió unos años y tradujo incluso poemas de Mao-Tsé-Tung.

Rosángela hereda de su abuelo y de su padre dotes innegables. De su abuelo, una lucidez embriagadora, y de su padre una respetable capacidad gramatical, de análisis social y situacional. Según sus compañeras de secundaria era capaz de ir a clases y no tomar notas, dada su extraordinaria retentiva. Se educó también en Europa y acompañó en varios viajes a su padre. De buena conversación, formó parte de la emergente actividad cultural quiteña desde la década de 1970. Ha sido capaz de caer siempre de pié y levantarse, mas astuta y fuerte.

De esa época viene su vinculación en la militancia política

Su formación intelectual, el desarrollo de su capacidad de negociación y una fina percepción de las capacidades y debilidades de las personas. Todo esto dio pie al surgimiento de una sagaz negociadora y hábil gestora cultural.

Ha transitado sucesivamente por las Organizaciones Políticas: Partido Socialista Ecuatoriano (PSE, lista 17), Frente Amplio de Izquierda (FADI, lista 9), Liberación Nacional (LN, lista 11), Democracia Popular (DP, lista 5), Alianza Pais (AP, lista 35) y movimientos de corte cristiano.

En la izquierda militante (PSE, FADI, LN) conoció a personajes de la talla de Alfredo Castillo, exmilitante comunista, asesor y ministro de Abdalá Bucaram y Alfredo Palacio; y, sobre todo, a Gustavo Larrea, el más perspicaz negociador político de los últimos 30 años en el Ecuador, valedor de Lenín Moreno.

Su relación con los personajes políticos más oscuros de la historia

Adoum también conoció en las décadas de 1970 y 1980 a Oswaldo Hurtado, Julio César Trujillo, Jaime Durán Barba, Alfonso Ortiz todos graduados del colegio San Gabriel. Políticos que, con ideas aparentemente progresistas enmarcadas en un ideario cristiano, fundaron la Unión Demócrata Cristiana, germen de la Democracia Popular, partido auspiciado por la Democracia Cristiana Alemana.

La DP llegó al poder en 1979, junto con la Concentración de Fuerzas Populares de Jaime Roldós, quien murió en mayo de 1981, siendo posesionado el vicepresidente Oswaldo Hurtado.

La lista 5 alcanzó de nuevo la Primera Magistratura en agosto de 1998, con Jamil Mahuad, ex alcalde de Quito. En las listas de diputados por Pichincha de los demócrata populares, constaba Rosángela quien estuvo en el Congreso Nacional hasta que en febrero de 1999 fue nombrada Ministra de Educación. Es decir participó activamente en la administración que consumó el Feriado Bancario de 1999 y 2000. En ese Gobierno coincidió con Jaime Durán Barba, encuestador y manipulador político de gran trayectoria, dueño de Informe Confidencial con su socio Santiago Nieto. Durán fue el más obscuro y prominente negociador político de Mahuad. Hay que recordar, entre muchos otros sucesos y personajes de esa administración, al gobernador del Guayas, Guillermo Lasso, después celebró de la debacle financiera del Feriado Bancario.

Su vida después del Feriado Bancario

Al caer el régimen de Mahuad, Adoum se dedica a actividades culturales. Se divorcia y padece una enfermedad grave, sucesos que la llevaron a adoptar el cristianismo evangélico, del que es ferviente defensora y adalid.

Tan así es que llegó a fundar una organización política, el movimiento “Compromiso Cívico Cristiano con la Comunidad”-C4, listas 23, por el que terció a la Asamblea Nacional en 2007.

Sus ideas conservadoras sobre el papel de la familia, su desapego a los migrantes que en la década de 1990 abandonaron el Ecuador a causa de la crisis económica, configuran una nueva personalidad mesiánica afín a grupos fundamentalistas.

Esta candidatura fallida la colocó de nuevo en la política. Con el ascenso de Rafael Correa en 2008 y con el apoyo de Gustavo Larrea, se integró a la Vicepresidencia junto a su esposo, Julio Bueno, fundador del grupo musical Pueblo Nuevo. Siempre ligado al poder desde hace treinta años.

Bueno y Adoum se convierten en asesores del entonces segundo mandatario, Lenín Moreno. En la Vicepresidencia ejerció de jefa de discursos  y gestionó también las denominadas “misiones” que a semejanza de lo que se hacía en el chavismo venezolano, entregaban obras y donaciones a discapacitados y pobres.

Ese fue el ambiente donde conoció a uno de sus delfines: Andrés Michelena.

La etapa correísta de Adoum

En el 2013, Rosángela pasó a la Presidencia para dirigir la oficina de Discursos tras la salida de Moreno de la Vicepresidencia y su remplazo por Jorge Glas. Desde ese cargo pudo acercarse de manera más directa a Rafael Correa, a quien tenía en alta estima por su inteligencia; pero que al mismo tiempo repudiaba pues, según ella, despreció ser “ungido”. Con Correa compartían ciertas visiones concurrentes acerca de la vocación por los pobres de la Teología de la Liberación. El trabajo con el expresidente le sirvió para conocer los intríngulis del poder y alimentar sospecha, odio y desprecio por Glas, el nuevo vicepresidente, a quien consideraba un usurpador.

En septiembre de 2014 renuncia a la oficina de Discursos de Correa, para galvanizar su viaje a Ginebra, donde Lenín Moreno y su esposa residían en el ejercicio de un cargo no oficial en la ONU de apoyo a los discapacitados.

Gestionó un puesto diplomático y junto con María Fernanda Espinosa (después canciller de Moreno). Se convirtieron, ellas y sus parejas Eduardo Mangas y Julio Bueno, en el círculo que blindaba a los Moreno en el exterior. A la vez preparaban la toma de la Presidencia.

Adoum en campaña

En 2017, Correa intervino menos de lo pensado y lo necesario en la campaña de su sucesor. Los hermanos Alvarado, sobre todo Vinicio, apoyaron con recursos, equipos humanos y materiales a la campaña. Rosángela se convirtió en el enlace, pero sin mostrarse nunca, fiel a las enseñanzas masónicas e izquierdistas de que el poder se ejerce sin mancharse… a la manera de Gustavo Larrea. Este fue su momento de ascenso pero aún no de apogeo. Junto con los Mangas-Espinosa estableció una estructura funcional para el momento, que poco después ella mismo deshizo ansiosa de asumir su papel de abeja reina.

Los tejidos del poder

Ganada la elección ascendió, literalmente, a las remozadas oficinas de la Presidencia en el séptimo piso del antiguo edificio de diario El Comercio, sobre la calle Chile.

Desde ahí maquinó la caída de Mangas, la retirada de Espinosa, la consagración de su esposo Julio Bueno y su hijo Juan Esteban Pólit como operadores políticos al nivel de Santiago Cuesta, Mangas y su delfín, Michelena.

Solo en familia las cosas son válidas y legítimas, al estilo Adoum. Las acciones de este período se evidenciaron en las filtraciones de WhatsApp que hace poco mostraron cómo estos personajes tramaron la caída del vicepresidente Glas.

Consumada la caída del primer vicepresidente, se abría un nuevo desafío: llenar el vacío de poder. La siguiente vicepresidenta, María de los Ángeles Vicuña, también se abatió por acción de las redes tejidas en el séptimo piso del edificio El Comercio.

Hacían falta personajes maleables que contribuyesen al sostenimiento de un gobierno que muy temprano ya mostraba su perfil: nula gestión o compromiso social, nula definición de gobierno o programa, y mucho de intriga, complot y persecución.

En ese piso siete de El Comercio y desde el departamento de la avenida Colón de Rosángela Adoum, se hilaron y aún se sostienen los enlaces con la prensa afín al gobierno que poco a poco ha ido desembarazándose con cautela de esos lazos, a raíz de la gestión del gobierno durante la pandemia de Covid-19, en 2020.

La titiritera y los hilos del poder

También Adoum atrajo de nuevo a los titiriteros detrás del poder en las figuras de los encuestadores Santiago Nieto y Durán Barba, a los viejos tinglados de la Democracia Popular, como lo mostró la colaboración de Julio César Trujillo con el régimen de Moreno, con el objetivo de desmontar las instituciones creadas en el gobierno de Correa.

Con total ilegalidad, Trujillo destituyó al legítimamente elegido Consejo de Participación Ciudadana y Control Social. Hizo su labor y se nombraron a dedo a los miembros actuales de ese consejo. Entre ellos a su presidente, Cristian Cruz, con un carné de discapacidad espurio al frente de un consejo que no ha dado pie a ninguna acción de fiscalización. Todo ello, de nuevo, pensado y ejecutado desde el piso siete y la avenida Colón. Rosángela Adoum también gestionó el acercamiento del antiguo gobernador del Guayas de Mahuad, Guillermo Lasso, derrotado en las elecciones de 2017 por Moreno y capitalizó para el gobierno su apoyo en la Asamblea.

El maquillaje que oculta un rostro

Una de las jugadas que la enorgullecen fue intentar maquillar al gobierno con un “rostro cálido”, aprovechando la buena y simple imagen de Moreno. Para ello “amazorcó”, es decir unió sólidamente a su proyecto, al grupo político de Ruptura de los 25: María Paula Romo, Juan Sebastián Roldán, Norman Wray y María Alejandra Muñoz, la actual vicepresidenta.

Además, hizo puente con las oligarquías guayaquileñas, para generar más apoyo. Usó sus enlaces, primero con Santiago Cuesta y después con el penúltimo vicepresidente, Sonnenholzner. De ese modo se logró que, por ejemplo, ministros como Raúl Ledesma, de Trabajo y Ambiente, e Iván Ontaneda de Producción, empresarios de escasa capacidad política y gobernanza manejaran puestos estratégicos, como lo ha hecho también Richard Martínez, enviado desde las Cámaras al Ministerio de Economía.

El gobierno de los amigos de Adoum

Hoy los amigos de Rosángela Adoum que provienen de la DP y de la desmantelada Izquierda Democrática (ID) son emblema del gobierno de Moreno. Uno de estos actores, es Luis Verdesoto, asesor de campaña de Paco Moncayo, actual consejero del Consejo Nacional Electoral (CNE) al acecho de destruir las Organizaciones Políticas de Rafael Correa. En la Función Electoral, Rosángela intervenía desde que la época de Juan Pablo Pozo. Ahí se trabajaba entre Adoum, Gustavo Larrea y algunos consejeros y funcionarios para decidir mayorías y apoyos. Estas redes, actuales y pasadas, han sido fundamentales para convertirse en el poder en la sombra.

Nunca visible, pero siempre presente. Su enorme ansia de cooptación y concentración de poder, podría ser catalogada como plausible, pero la ha llevado a cometer errores. Julio Bueno, por ejemplo, sonó en su momento como Ministro de Gobierno.

El manejo del poder desde las sombras

Estamos frente a uno de los personajes políticos menos conocidos y más influyentes de la política actual: Rosángela Adoum. Ella ha dicho: “Hemos venido aquí a aprender”; pero se trata de otro de sus engaños y subterfugios. Toda su habilidad para liar intrigas la trajo desde la época de Mahuad y tiempo atrás.

No solo eso: le han permitido tejer la bufanda del dominio en el gobierno de Moreno y atar con ella a todo mundo. Al servicio de un gobierno inoperante y rehén de grandes y viejos nombres y élites egoístas.

Ella resume el manejo político de Moreno, lo que le ha permitido preservarse en medio de la impreparación, ineficacia, indolencia y una absoluta falta de compromiso de Gobierno.

La imagen de Rosángela con Moreno es la siguiente y con ella ha urdido todo este entramado (es una experta tejedora de lanas, con cursos seguidos en el extranjero): la hija del poeta Jorge Enrique Adoum le habla al oído a un gobernante pusilánime y, de paso, le escribe sus tuits.