Texto de Miquel Echarri. Tomado de Diario El PAIS
Punta Mita es un apartado rincón de México, se levanta un conjunto de villas y dos hoteles inspirados en la tradición arquitectónica de los indígenas, pero con lujos y comodidades inaccesibles hasta para algunos millonarios.
Es el lugar en que la absoluta élite se ha refugiado de la pandemia. Una península privada con dos hoteles de lujo y residencias accesibles solo a los más privilegiados.
Está en el extremo norte de la bahía de Banderas, a apenas un cuarto de hora del jolgorio y el bullicio de Puerto Vallarta, uno de los principales destinos turísticos de México.
Desde el célebre Malecón vallartense, frente a la también muy popular isla Iguana, una carretera recorre la costa en dirección norte atravesando pintorescos vecindarios como Mezcalitos, Villas de Vandera, Los Amores o Mesa Quemada y asomándose a la deliciosa playa La Manzanilla.
Al final del breve trayecto, en un recodo del camino que conduce a los condominios y arenales de Punta Negra y Playa Lobo, ya en el estado de Nayarit, se encuentra la península de Punta Mita, el lugar que el legendario golfista Jack Nicklaus definió en su día como “el paraíso en la tierra”.
Además de diseñar un campo de par 72 apto tanto para principiantes como para jugadores avanzados, Nicklaus se permitió un capricho: el hoyo 3B, también conocido como Cola de Ballena, es el único green del mundo situado en una isla natural.
Con marea baja, es posible acceder a él por un estrecho sendero. En cuanto suben las aguas, toca remar para concederse el lujo insólito de jugar al golf rodeado por las aguas del océano Pacífico.
Hoteles de ensueño
Punta Mita es una península privada que alberga dos hoteles, el Four Seasons y el St. Regis, de la cadena Marriott y un total de 54 villas agrupadas en 16 comunidades residenciales exclusivas.
Algunas de sus residencias de lujo, como Casa Aramara o Villa Tesoro, están solo al alcance de estrellas de Hollywood, altos ejecutivos de Sillicon Valley y demás integrantes de la élite económica estadounidense, mexicana y global.
Un reducidísimo grupo de multimillonarios que se reparte los algo más de seis kilómetros cuadrados en que está asentado el resort, compartiendo calas de acceso restringido como La Solana o Playa Cuevas y disfrutando de una casi inverosímil.
Las parcelas de este paraíso no están al alcance de cualquiera. La pareja que forman la modelo Chrissy Teigen y el músico John Legend hizo público que habían alquilado la muy codiciada Villa Tesoro, un complejo de siete suites adosadas que cuesta alrededor de 8.500 dólares por noche.
En cuanto a Casa Aramara, propiedad del polémico productor de cine Joe Francis, ha albergado desde su apertura a huéspedes tan ilustres como Eva Longoria, Demi Moore, Jennifer Aniston o varios miembros de la familia Kardashian.
La modelo y empresaria californiana ha contribuido a popularizar tanto la villa como su atractivo entorno al convertirla en uno de los escenarios de Kim Kardashian: Hollywood, un juego para móviles que supone, para el común de los mortales, la mejor (o, al menos, la más barata) oportunidad de asomarse a la belleza y la opulencia de Punta Mita.