“Si no pagas por el producto, tú eres el producto”
Dar inicio a este artículo con aquella frase, nos hace pensar en aquella “gratuidad” que las personas llegamos a pensar sobre el dilema de las redes sociales. Estamos viviendo una época en la que nos deja claro que las redes sociales mueven muchas cosas importantes. Con la llegada de la pandemia, obligatoriamente muchos negocios tuvieron que tener presencia en plataformas sociales para poder seguir ofreciendo sus productos y servicios. Los tiempos de incertidumbre reforzaron la comunicación digital que por varios años muchos se negaron a tener con su comunidad. .
El documental de Netflix, “El dilema de las redes sociales”, toca un tema muy interesante de cómo lograr comprender mejor el funcionamiento de las apps que usamos diariamente. En estos últimos meses la necesidad de estar conectados para informarnos de manera inmediata, se ha convertido en algo muy común, pues en los medios tradicionales se suelen ver más cosas absurdas que en el mismo internet. Un tiempo que casi que nos obliga a estar siempre frente a una pantalla, nos ha llevado también a la reflexión de lo importante y necesario que es desconectarnos. De que, si actualmente preferimos por seguridad hacer nuestras compras de alimentos por una web o aplicación, también nos está permitiendo valorar, aprender y a replantearnos nuevas cosas como personas.
Los seres humanos somos esa “herramienta” imprescindible en un método de negocio que nos utiliza para vender cada vez más; nuestra atención es igual a ganancias por publicidad en cada una de las redes sociales.
¡No es coincidencia que entres a YouTube o Instagram para ver algo en específico y te quedes mucho tiempo enganchado con lo que te va mostrando la plataforma, incluso te quedas mirando sobre otro tipo de temas que no era por el cual entraste! ¿Te ha pasado? Las plataformas siempre están innovando, haciendo más atractivos sus sitios para que a los usuarios no solo les guste lo que ven, sino para que pasen más tiempo conectados, que se consigue cuando alguien comienza a descubrir a nuevos creadores, cuentas de su interés, etc.
Las redes sociales tienen el poder de hacer creer a las personas que la tierra es plana. Sí, así como lo leen.
Y si muchos usuarios logran creer en esto por la información que consumen a diario, sin investigar e ir más allá de lo que un familiar puede compartir en un grupo o en Facebook, deja una ventana abierta para que ciertos movimientos se aprovechen del alcance que existe actualmente, ejecutando campañas complejas de noticias falsas que involucran cuentas con millones de seguidores. Varias de estas campañas cuentan con fuerte financiamiento y muchas veces logran saltarse las medidas éticas establecidas por las plataformas.
El internet y la tecnología nos brindan muchas cosas positivas. Nos ha permitido evolucionar en muchos aspectos. Si en algún momento en Latinoamérica o en el mundo se crea una ley para moderar y exigir a las plataformas sociales más humanidad en su modelo de negocio, una mayor seriedad sobre la información que no es real y que manipula a gran parte de la población, sin faltar al derecho de libertar de expresión, más cosas positivas serían posibles.
El dilema. Un llamado importante que hacemos constantemente a los usuarios es no dejar de usar estas poderosas herramientas digitales, sino saber utilizarlas de manera responsable para generar un impacto positivo en nuestra sociedad.
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